"Diario de un Astro."
Cada
noche miraba como las estrellas enmudecidas observaban la escena. Aquella
escena que me hacía experto y el mejor protagonista todas las noches. No siempre
me asomaba por la ventana para ver como corrían las bolsas por la calle, en una
fría noche de septiembre a punto de entregarse a la primavera. Es más, si no
fuera porque su frente chocó con la ventana, hubiera pensado que era una rutina
instalarse debajo del marco, cada vez que terminaba el día. Y ahí estaba de
nuevo escondido bajo el tragaluz, no sé porque cada vez que aparecían se
quedaba pasmado envuelto en su relación intrínseca con una de ellas. Sé que a
veces parecen inalcanzables, intocables, e impensables en su forma, pero han
estado siempre allá arriba, viéndolo todo, ¿cuántos secretos guardan,
las mil e incontables muestras de luz que se esparcen por el firmamento?.
Fue entonces cuando un reflejo de allá abajo refractó en mi rostro, hasta por poco me cegó, pero estaba acostumbrado a dejar pasar mis propias proyecciones. Se notaba triste, algo impactaba con su resistencia, ya no era el mismo, de todas las compañías que tengo, soy el único que puede verlo desde aquí, el problema es que no puedo escucharlo, no sé lo que dice, pero de seguro encontrará la forma para contármelo en secreto Por lo que me conversan los de al lado, al poco tiempo, ellos olvidan sus penas, encuentran a alguien, sonríen después que lloran, son complicados, son humanos. Que ganas de traerlo aquí arriba y que viera la inmensidad de su propio mundo, viera a las estrellas de orión, la cadena de las punto en alto que conforman la vía láctea, a lo lejos poder ver el sistema planetario espiral, y el club de los cometas que salían irradiados por los anillos de Saturno y que viera también como el planeta se traslada pasando las líneas estacionales. De seguro aún no conoce mucho de su lugar, que daría yo por estar allá abajo disfrutando de tener una familia, correr, bañarse en un, ¿cómo se llaman?, esos caminos de agua que bajan por esas cadenas blancas. Y saber, tener en mis memorias, cómo se ve el sol disminuyendo su sombra cada vez que nosotros desaparecemos.
Fue entonces cuando un reflejo de allá abajo refractó en mi rostro, hasta por poco me cegó, pero estaba acostumbrado a dejar pasar mis propias proyecciones. Se notaba triste, algo impactaba con su resistencia, ya no era el mismo, de todas las compañías que tengo, soy el único que puede verlo desde aquí, el problema es que no puedo escucharlo, no sé lo que dice, pero de seguro encontrará la forma para contármelo en secreto Por lo que me conversan los de al lado, al poco tiempo, ellos olvidan sus penas, encuentran a alguien, sonríen después que lloran, son complicados, son humanos. Que ganas de traerlo aquí arriba y que viera la inmensidad de su propio mundo, viera a las estrellas de orión, la cadena de las punto en alto que conforman la vía láctea, a lo lejos poder ver el sistema planetario espiral, y el club de los cometas que salían irradiados por los anillos de Saturno y que viera también como el planeta se traslada pasando las líneas estacionales. De seguro aún no conoce mucho de su lugar, que daría yo por estar allá abajo disfrutando de tener una familia, correr, bañarse en un, ¿cómo se llaman?, esos caminos de agua que bajan por esas cadenas blancas. Y saber, tener en mis memorias, cómo se ve el sol disminuyendo su sombra cada vez que nosotros desaparecemos.
Los
centros de luz que estaban en diferentes puntos de la tierra firme, hacían figuras
muy interesantes, al parecer querían imitar la forma de las constelaciones, Luna
dice que Sol le dijo que se llamaban ciudades, los lugares que yo veo borrosos
todas las noches. Alcé mi mirada al otro lado del mundo, Nuestro general ya se aproximaba,
eso quería decir que nuestro tiempo por hoy ya estaba terminando, pero no quise
irme sin antes despedirme, no sé porque existimos, es una de las mayores
preguntas que me hago, tienen a Sol para que los guíe en su diario vivir y Luna
para dormir y desahogarse, pero Halley dice que cada estallido de nosotros les
alegra su instancia cada vez que nos ven, de hecho se deleitan viéndonos, y una
cosa más… Ayudamos a cumplir sus deseos, y yo cumpliré el de mi amigo allá
abajo, aquel que veo triste y raro mirando nuestro grupo, el grupo de Orión. En
eso me disipé, comenzando mi carrera de sur a norte, brillando más que todas
allá arriba y cuando vuelva, espero encontrarme no con un ojo borroso, sino,
uno opacado por la sonrisa. Hasta pronto, mi querido Amigo.
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