Aprendí lentamente cómo controlar los pulsos cada vez que mirabas donde yo estaba, y solamente por casualidad, me gustaría creer. Aunque no exista un manual para eso, ni un antídoto que en su etiqueta mencione los pasos a seguir para acabar de una vez por todas por eso que te mata. No sabía que se avenía, pero su mirada otra vez a lo lejano clamaba por mi atención, el pagano conflicto era acceder a eso y otra vez infringir las leyes del espacio, el descaro y la percepción de lo que sería el intercambio de proyecciones presentes bajo el sol.- Sigue tu rumbo y yo el mío.- protesté al aire totalmente incrédulo.
Lo más cómico de todo esto era plasmar una alerta, algo que trazara la grieta terminal entre ambos, pero pareciera que sería una historia sin fin porque cada vez que estuviéramos ocupando el mismo espacio, me perseguiría la intriga de cometer el error de buscar el centro de sus cejas, lo que conllevaría a que siguiera probando mi resistencia. Pero cualquier acto que atentara a nuestro intercambio de visiones, sería rápidamente quebrado para seguir en la misma estupidez de cada día. Lo más absurdo de todo esto, es que es algo ya mecánico, no en el sentido de la monotonía, sino de lo instantáneo, lo improvisto, cosas que no se notan, cosas que suceden en la invisibilidad de todos los ojos presentes, lo absurdo en la cobardía de no enfrentar la verdadera razón de todo esto. ¿Por qué me miras?, es la interrogante que me da muchas posibles respuestas maestras, y ¿sabes el chiste aquí? haces cosas, ríes, ves, te mueves, pero tu mirada anuncia lo contrario. Poder de decisión ve luego a aquellos que aún no deciden nada, y en esos caemos los inseguros, eternos y pesimistas inseguros.
Lo más cómico de todo esto era plasmar una alerta, algo que trazara la grieta terminal entre ambos, pero pareciera que sería una historia sin fin porque cada vez que estuviéramos ocupando el mismo espacio, me perseguiría la intriga de cometer el error de buscar el centro de sus cejas, lo que conllevaría a que siguiera probando mi resistencia. Pero cualquier acto que atentara a nuestro intercambio de visiones, sería rápidamente quebrado para seguir en la misma estupidez de cada día. Lo más absurdo de todo esto, es que es algo ya mecánico, no en el sentido de la monotonía, sino de lo instantáneo, lo improvisto, cosas que no se notan, cosas que suceden en la invisibilidad de todos los ojos presentes, lo absurdo en la cobardía de no enfrentar la verdadera razón de todo esto. ¿Por qué me miras?, es la interrogante que me da muchas posibles respuestas maestras, y ¿sabes el chiste aquí? haces cosas, ríes, ves, te mueves, pero tu mirada anuncia lo contrario. Poder de decisión ve luego a aquellos que aún no deciden nada, y en esos caemos los inseguros, eternos y pesimistas inseguros.
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