Drachenfutter
"Pero ¿qué sucede cuando el regalo es 'comida de dragón'?."
¿Puedes sentirte amado sin que nadie te lo diga o te toque? ¿Acaso las
miradas inhóspitas liberadas en la corriente de una calle pueden quedar impunes
por el reino incorpóreo del amor? Esta es la lid que a duros e invisibles coces
doy a la idea irreverente de aquel sentimiento, el que busco sin freno. No
quiero formular la idea desacierta, no hablo de la pasión carnal, refiero a la
inocencia sin mácula que he percibido en tan fugaces ocasiones, pero cómo podrá
la humanidad dar en el clavo conmigo si tan reticente dudo al hablar de mí.
Para muchos es tan sencillo regalar, para algunos es muy complejo y
para otros, bueno, ni siquiera lo hacen, qué cabida mas especial y profunda la
de esperar un obsequio en el día que conmemoras tu nacimiento, un detalle bien
pensado para elogiar tu triunfo o un presente bien resuelto a provocar tu
sonrisa. Sean diferentes por su tamaño, costo o tiempo, un regalo es algo que
todos necesitan, aunque lo nieguen, porque en el instante en que lo tomas en
tus manos te vuelves a sentir valioso para quién te lo entrega.
Hablé de ocasiones especiales, pero qué sucede cuando el regalo es el Perdón.
Muchos preparan uno para lograrlo, intentan reparar lo que no supieron cuidar
transformándose en eslabones de la culpa a la paz… con temor al desprecio y su
futuro, se extienden presentes de nuevo encanto, pero mi razonable es esta, ¿Qué
puedo regalarme para poder perdonarme? Yo nunca he atentado contra mí mismo en
principio y valor, más me imagino a quiénes no pueden perdonarse por algo hecho,
¿acaso no puedo hacer algo por ellos?, claro.
Cada cierto tiempo, creo que me obsequio cosas, utilizo el ‘creo’
porque no me di cuenta hasta este junio pasado, como uno ya es un varón adulto,
difícilmente te llegarán presentes, opté por hacerlos para mí. Cuando tenía 20
años, para mi cumpleaños me regalé dos días antes un libro llamado, ‘Las
Ventajas de ser Invisible’, libro que detesté a partir del capítulo dos, por
cierto, no lo terminé, pero se ve bonito sosteniendo otros títulos en el
escritorio, el año antepasado gasté casi $18.000 en un set de plumas caligráficas
con una tinta que llevo a todos lados, incluso las veo todos los días al
despertar, recordándome que están ahí para quererme. El año pasado me hice un
sobre donde escribí agradecimientos hasta acabar la misión, y este año un mes
antes, me compré un par de bototos que deberán acompañarme hasta el fin de los
tiempos, ya imaginarán por qué. Pero el detalle más hermoso y conmovedor fue el
obsequio que me hizo mi mamá una semana antes de la nefasta data… jamás
olvidaré su presencia silente a mis espaldas mientras yo ayudaba a mi papá con
su trabajo, unos pasos dudativos y el sonido del envoltorio con un dedo húmedo…
volteé para verla sonriendo torcidamente, como si estuviera nerviosa, y de sus
manos acompañando un breve discurso me entregó una caja envuelta con retazos de
papel que vamos guardando en la casa para ahorrar en casos de emergencia, suena
feo, pero para nosotros es chistoso y natural jaja.
No saben cómo cuidé esa caja durante el viaje y
toda esa semana, la instrucción era clara: abrirla el día 10. Lo hice. Cómo pocas
veces, sentí la emoción pendular cada mañana junto a mi cama, mi corazón se
aceleró cuando saqué de la caja un moledor eléctrico de granos, de acero inoxidable
y con terminaciones negras, no era alemán, sino japonés, pero no importaba el
precio ni su origen, era yo… era un regalo pensado en mí, por mi mamá,
qué siempre se quejó de lo complejo que ha sido siempre obsequiarme algo. Mi
mamá cumplió su drachenfutter, y yo lo acepté. Lucho todos los días por amarme,
es complejo y sólo Dios sabe cuánto, pero sé que nunca faltarán estos detalles
de amor sincero y leal, debo continuar hasta dar con mi propia comida de
dragón.
Drachenfutter: Del Alemán, 'Comida de Dragón'. Es un regalo ofrecido con miedo para pedir perdón a causa de una discusión.
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