Ristretto ⚓
Me pidieron narrar el consumo de mi vida hasta aquí, pero no
pensé que sería tan revelador en la conclusión más certera: estoy comprimido.
Quizás fue inevitable disolver el dolor, la angustia y sus ansiedades en tan
pocos años vividos; condensé la verdad lo que más pude, intenté bordearla
haciéndome por dentro alguien denso y posponiendo lo inevitable: mi presente,
lo que hoy se traduce en el cotidiano, y ¿quién iría a saberlo? que con tan
buenos mecanismos de defensa y resiliencia podría saturar a los 29 años.
Ahora comprendo por qué tres de mis amigos me abordaron con
la pregunta que nunca relacioné conmigo: ¿Por qué eres tan complejo?, no en el
sentido de complicado, sino de la multiplicidad de mí mismo. Me veían como un
acertijo que se debe resolver, porque había una pieza que para ellos no
encajaba, y francamente, para mí tampoco, sentían la inclinación a entenderme
para quererme mejor (completamente, quizás). Lidié conmigo mismo desde el
primer avistamiento de conciencia, que, en realidad, nunca me detuve a pensar
cómo los demás me veían, más allá de las suposiciones ambiguas de un atormentado
adolescente, me refiero a cómo me veían quienes me amaban o comenzaban a
hacerlo, porque ¡infinita dicha me es entender ahora!, que realmente querían hacerlo.
Sí, esto es ser como un ristretto, un café tan concentrado
con la mitad de agua requerida, que un sólo sorbo desde su profundidad basta para reactivar un
miocardio paralizado. Por eso creo que quererme ha sido un largo proceso, de
contener fuerzas y decisiones, retener el cosmos en un ser tan pequeño. Ahora
debo reorganizar lo que ordené en mi mente, descomprimir esos recuerdos que una
vez se anclaron silenciosos en mis emociones pero que pasaron a la fila de
atrás porque había otro asunto que domar primero, y que incrédulamente, me
tomaría la infancia, adolescencia y juventud, y por poco creo, el resto del
trayecto. Aunque es pesado enfrentarlo, duro e incierto, debo beber una vez más
esto, aunque ahora lentamente, sintiendo cada sorbo, haciendo pausas para mirar
afuera y volver a mi café.
Es adentrarme en la densidad que fui concentrando en mi interior para descubrir lo que se deba con tal de seguir adelante, porque la vida no se detiene, para mí sigue, quiero tenerla, lograr lo que me falta, cumplir lo que me debo y llegar hasta lo desconocido por mi finita imaginación.
Comentarios
Publicar un comentario
Sólo escribe lo que sientes, lo que acabas de leer tiene un valor personal e inmensurable ante ojos humanos.