Cocinando

"Lento pero seguro. El momento en que detengo el tiempo para crear arte con cientos de ingredientes y volver la vida un poco más agridulce." 


Sin duda una de mis mejores terapias personales. Cocinar, la acción sublime en la cual transformas en arte, alimentos, sueros y emociones en un plato. Esos momentos que programo días anteriores, superviso el mesón, reviso los estantes y los cajones para que ningún ingrediente falte. Las recetas que sólo son para conocer un nombre, cantidades cambiadas sólo por el acto de la intuición. Minutos que hierven a medida que avanza el tiempo, abriendo un nuevo espacio dentro de esta realidad, dónde sólo mis manos se mueven entre medio de la harina y la mantequilla, recorriendo todo el diámetro del bowl y aunar la base de una masa perfecta a punto de ser la entrada al mismo cielo escondido. El único oxígeno que puedo respirar es el cacao esparcido en todo el lugar. Con las ideas aplasto las frutas para molerlas y llevarlas al fuego para su almíbar. Algunos estudian para ser profesionales en el arte culinario, pero espero no insultarlos diciendo que para mi, es un excelente pasatiempo, no cocinar por obligación, sino por querer. 

Tener tres cosas en su punto; amasar la masa, cocer pastas, picar verduras, y lavar lo utilizado para no segregar el sentimiento a final del estadio. Guardo silencio mientras cada cosa va cobrando sabor, cuerpo y estruendo. Aunque me guste cocinar platos fuertes, lo mío es lo agridulce, las formas de queques, cremas y cernidos juntos en la misma receta, sin importar las calorías o el azúcar circundante en el cuerpo, una vez que pruebas lo hecho. Ahora tú... Mi intención no es hacerte engordar o provocarte una diabetes, sólo probar que puedo retenerte sí quiero, con estos simples gestos. Bueno... en realidad no, lo hago por mí. Buscar qué hacer con rellenos, me reconecta con los espacios que no puedo tapar. Los mejores momentos para cocinar, son esos, en los cuales no tengo reloj, y ya es medianoche, y me siento en la mesa de la cocina a disfrutar lo que hice. 

Algunas veces suelo pensar en cuán diferente hubiera sido mi vida, si una decisión no estuviera conclusa hasta aquí. Digo, de todas las posibles vidas que tienes a tu alcance, decides por la que tienes. Esto se ha convertido en un pasatiempo habitual, entretenido por cierto, imaginas, y despegas a toda velocidad desde todos los lados del globo encerrado en tu cabeza. Una de las mejores vidas que tenía, era tener mi propia Cafetería Gourmet, con pastelería naturalista y cafés descafeinados. Tendría un equipo de amigos con los cuales compartiría el ardor de ver ingredientes terminando en una creación excelsa para el paladar. Aunque aún tengo tiempo para lograrlo, ¿por qué no?, todo esto es un ensayo. Nada más relajante que cocinar y más rico que comer. 

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