Cállate. Ya dilo.
Tu frio canela es el aroma que me invade. Días como éste, me hacen pensar qué cosa cambiaría mi vida de forma positiva, algo grandioso, tan grande que ni el Do sostenido de Pavarotti pudiera soportar.- No, no lo digas.- Quiero pensar que ya lo tengo todo, nada me hace falta, pero lamentablemente tengo 3 dedos y medio de frente, y se necesitan al menos dos, para ser una mente pensante. Mi mente es tan rápida, que me da respuestas automáticas a mis propias intrigas.- Ya cállate.- Intrigas que me atormentan con sus veloces culminaciones, y son cosas que no quiero escuchar, el amor infinito de la Luz admirable me basta y sobra para vivir. Pero… ¿Por qué los humanos somos tan arrogantes y pretensiosos?, nos dan la mano y queremos el brazo, Pero no, no me entregaré de nuevo a las suspicaces vaivenes del viento.- Cállate. Ya te lo advertí.
Hace semanas que vengo con lo mismo y pienso, en realidad lo decidí, no haré nada, me quedaré sentado aquí en el abeto de la esquina hasta que llegue.- Ya basta. Vuelvo a escucharte y… sólo cállate.- Se veía un poco triste, creo que el espíritu antagónico al egoísmo que tengo, me obligó una vez más a agacharme para ver debajo de la banca. Era un papel crepé. Mientras divisaba el lazo de papel achicándose tras reponer mi estatura, puse mis manos en los bolsillos de mi chaqueta. Luché con todo, hasta conmigo mismo por las veces en que fijaba mis ojos en personas que no tenían el mismo color de mis zapatos, Charol, les da el estilo. Esta vez apreté los dientes para no soltar un bufido a su nueva interrupción. De algo que estoy seguro, es que no somos nosotros los que dirigimos nuestra vida, si no que entorpecemos los planes ya trazados para cada uno. Es por eso que no moveré ni un dedo, hasta que sea puntual y llegue a la hora que menos me acierta, como siempre. No quiero cometer errores, aún así creo que necesito de ello.- Sí. Ahora dilo, tenías razón, era Amor. Eso es, aquí espero.
Hace semanas que vengo con lo mismo y pienso, en realidad lo decidí, no haré nada, me quedaré sentado aquí en el abeto de la esquina hasta que llegue.- Ya basta. Vuelvo a escucharte y… sólo cállate.- Se veía un poco triste, creo que el espíritu antagónico al egoísmo que tengo, me obligó una vez más a agacharme para ver debajo de la banca. Era un papel crepé. Mientras divisaba el lazo de papel achicándose tras reponer mi estatura, puse mis manos en los bolsillos de mi chaqueta. Luché con todo, hasta conmigo mismo por las veces en que fijaba mis ojos en personas que no tenían el mismo color de mis zapatos, Charol, les da el estilo. Esta vez apreté los dientes para no soltar un bufido a su nueva interrupción. De algo que estoy seguro, es que no somos nosotros los que dirigimos nuestra vida, si no que entorpecemos los planes ya trazados para cada uno. Es por eso que no moveré ni un dedo, hasta que sea puntual y llegue a la hora que menos me acierta, como siempre. No quiero cometer errores, aún así creo que necesito de ello.- Sí. Ahora dilo, tenías razón, era Amor. Eso es, aquí espero.
Comentarios
Publicar un comentario
Sólo escribe lo que sientes, lo que acabas de leer tiene un valor personal e inmensurable ante ojos humanos.