SUSPENDIDO
"Aquí estoy esperándote; arriesgándome."
Nunca antes había estado tan cerca de ti, la persona en cuestión que turba mis sentidos, haces que ande más ansioso sobre mis propios pasos, lo que engarrota ese ajuste automático de parecer normal cuando estás cerca. Como es la costumbre trato de tomar tanta distancia como pueda, soy experto en mirarle escondido a plena vista de la caterva con audaz catalejo sobre el hombro, pero me lo haces tan difícil merodeando los mismos espacios como si estuviéramos preparando el estallido inevitable de fuegos artificiales bajo el agua. La verdad es que no sé qué creer, pareciera que jugáramos con la indiscreción, porque, no deberíamos mirarnos así siendo extraños aproximados, no tendríamos que sonreírnos mutuamente cuando una broma sin gracia nos obliga a supervisar si el otro ríe o no, es como si ya nos fuéramos acoplando incluso con los colores de la ropa; cálidos los tuyos, fríos los míos. Quisiera agregar algo de intensidad a nuestra pequeña vigilia cada vez que nos vemos bajo los árboles, entre tanto yo camino y tú pedaleas, o cuando yo salgo y tú entras, ¿cómo aprovechar esos momentos en plena transigencia pública sólo para nosotros?, sólo son segundos impases otorgados por la casualidad, suficientes para gritar entre dientes una invitación a salir, un par de impacientes en benevolente calma, quedando uno de los dos atascado en el tiempo de la duda incivil de permanecer en su sitio o asentir con una mueca feliz, torpe y descoordinada en el efecto inmediato.
Generalmente tengo algo que decir, no es mi instinto iniciar conversaciones, pero qué hago si sólo nos quedamos viendo, parados en medio de la calle, el salón, la plaza, y en todo lugar que nos enfoca sobre sí. Me gustaría hablarte pensando en tus intereses, pero quiero saber los verdaderos, esos que alimentan tu alma y te engrandecen cuando nadie más está observando. Quiero que sepas, que el otro día no hice mi mejor esfuerzo, traté de iniciar y mantener una conversación, pero fue un taladro pulmonar para mí porque yo sólo sigo conversaciones o las resitúo, pero no me pidas impresionarte con lo que me peor me sale. Deberías hacer tu parte también, ¿no?... o tal vez no sientas lo mismo... y yo me invente toda esta historia, cuando sólo somos corteses el uno con el otro. Me es tan sencillo ser cordial con todo el mundo, pero, cómo intensiono esta amabilidad hacia a tí y te des cuenta de lo que busco cuando te miro taciturno hablando mesuradamente en público para tener el pretexto exacto para contemplarte descaradamente uniendo los dos lunares cismados por tu oído. Cansaría mi voz para tratar de impresionarte, pero soy mejor estando en silencio.
Pero contigo no sé qué hacer, no sé si quiero dar un paso adelante o uno atrás, tampoco sé qué quieres honestamente, al parecer es un juego crudo de tirar y aflojar, somos tan inocentes y ambiguos en esto de amar, que estaremos detenidos esperando un estimulo indiscutible del otro, cuando tal vez la flama ya haya segado. Me siento literalmente suspendido entre el miedo y el amor, grima a equivocarme si no sientes lo mismo, y amor porque no podría escapar ya más de tus brazos. Aquí estoy esperando por ti, arriesgándome para que juntos quedemos suspendidos en un punto en el que no podamos movernos más o nos dejemos caer enlazados al soltar la tensa cuerda de la elección. ¿Puedo amarte desde aquí?.
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