La Evidencia

"Acaso ¿podemos ignorar algo tan bello o magnánimo, aunque por más diminuto sea?, transversal a todo lo que hacemos existen en nuestras muestras de pura sinceridad, manchas de error, tintadas por el intento, y eso, ¿resta a su evidencia final?."


¿Has pensado dejar un rastro indiscutible? Incluso antes de que puedas darte cuenta que ya no estás. Últimamente en mi cabeza ha girado la interminable espiral sobre la percepción que los demás tienen de mí… un miedo tan común en millares seguro, pero un tormento insostenible para este sujeto… ha sido una tortura continua, tan incierta por ser diferentes las opiniones que creo que existen. Cuánto anhelo vivir en un mundo sin etiquetas, libres del despreciable prejuicio, incluso donde la burla y la sospecha no existan siquiera como componentes de una cruel utopía. A diferencia del dos tercios confianzudo que habita en el planeta, el tercio restante nos ahogamos en nuestro propio mar angustioso, navegando el barco de la inseguridad y guiados por la constelación del silencio.

No sé cómo explayar la ambivalencia que embarga mi alma, porque sé que debo desechar el preámbulo de un comentario, su mirada y la cruel soberbia de dar coces contra un inocente, pero me es imposible no pensar en esto, como una suave y abrupta obsesión a cargo de desprestigiarme bajándome a un lugar donde nadie más que yo me arrojo. Quiero confiar en todo lo que hago, pero soy débil, me siento pequeño ante la arrogancia y el orgullo de gente inexperta, fría, desconsagrada a su causa… Más, sé que debo resistirles, pelear con el desprecio, acallar la murmuración y restar a la influencia de lenguas insidiosas… y la única forma de hacerlo es con las pruebas irrefutables que puedo dejar en los corazones de quienes transitan en la berma como sus oyentes. Dejaré evidencias de quien soy realmente esparcidas en una escena tan llena de comprobaciones que no se podrá incluso imaginar lo contrario. Sostengo que todos deberíamos hacer esto, mostrar quien realmente somos y dejar que nuestras acciones hablen más fuertes que las palabras, que personas como yo a veces no somos capaces de referir.

Acaso ¿podemos ignorar algo tan bello o magnánimo, aunque por más diminuto sea?, transversal a todo lo que hacemos existen en nuestras muestras de pura sinceridad, manchas de error, tintadas por el intento, y eso, ¿resta a su evidencia final? Acaso ¿el amor hacia a otros puede causar un desastre sin arreglo?, ¿una mancha irreconocible en las vidas de las personas quienes te rodean? De cierto, no. Es una Versalles para quienes dan su vida por otras, y no me refiero al punto de la muerte, sino al desgaste día a día de sí misma para alivianar las cargas de otro… cómo demostrar quién eres realmente si no eres puesto a prueba en un horno de fuego, la réplica de un infierno para refinar a quien se ve como roca obsoleta siendo un diamante de valor elevado. Reparte tus pruebas no para enorgullecerte, sino para vivir tranquilo y descansar en la justicia que, ejerciendo, te acuñara en momentos de tan cruentas circunstancias.

Deja que esa evidencia sea leal a quién eres, porque nada pasa desapercibido, eso es seguro. Todos somos puestos en crisálidas, puntos de la vida en que nos sentimos atascados, inmóviles e impotentes, esperando el desenlace que revele el por qué fuimos probados. Ve aquí tu evidencia, ¿eres tú?.

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