El Clavado
"Coraje, para tener esta vida, hay que tener coraje."
Me he vuelto un experto en
terminar las historias antes de comenzar, las pequeñas cosas tontas e
inventadas lanzarlas al olvido; como una mirada distante capaz de incendiarme
bajo la lluvia, viéndote celoso porque alguien puede estar más cerca tuyo. No
te mentiré, cuando supe que estabas intentando algo con otra persona, mi
cabeza tembló y sentí que mi respiración se paralizaba viéndote cómo a la
distancia campante seguías como si nada. Ya no tengo energías para volver a
pasar por esto, porque siempre sucederán, y que triste es saber las heridas que
tendrás antes de ver el arma y sentir su dolor.
Sí, lo hice otra vez. Dejé entrar
burdamente a alguien que en realidad no conocía del todo. He sido un tonto
llenándome de ilusiones sin fundamento para ambos, ¿qué pretendo? ¿qué buscabas
iniciando una partida que después no querrías jugar? Me temo que no hay muchas
vueltas que darle al asunto, ¿verdad? he sido desterrado a estar solo hasta el
amanecer en un mundo sin sol, tarareando canciones de amor y travesía, vistiéndome
el traje de idiota para todo espectador que nunca ha visto esta función. Y
cuando hablo de vestirme, creo que afirmo la idea de quitármela y dejar a un
costado la hipocresía con la que me siento caminar pavoroso cuando me siento atraído
por personas como tú.
No parafrasearé con metáforas
incomprensibles, ni extenderé la congoja de lo que siento en una realidad tan
cruda y olvidada a cinco minutos de contarle a alguien, si alguien conoce a una
persona que ha tenido que vivir con algo inherente a su historia y que le
despedaza la vida cada segundo, por favor direcciónelo a este salto para que me
enseñe como caer. O tal vez sea yo quien deba dar clases de clavado, si
sentimos que nos hundimos, hagámoslo en serio, lancémonos a la profundidad de un
ojo para ver si esas magulladas una vez más son sanadas por sus aguas. Siempre
mantuve la certeza en que todos los heridos por la vida se van atrayendo entre
sí conformando amistades y relaciones sólidas, es como si lucieran sus heridas
y entre ellos vieran la belleza de sus batallas, es escandaloso, pero claramente
al mirar la escena, te darás cuenta de que es una necesidad en cada uno de
nosotros, ser reconocidos por lo que hemos vencido, lo que hemos ganado al dar
la pelea, aunque esta subsista y permanezca con nosotros arraigados en lo mas recóndito
de nuestro espíritu.
Aquí vamos de nuevo, allegado a
la orilla de una nueva altura, es un borde más resbaladizo, pero el cladista
sigue en pie calculando el giro perfecto que nuevamente le permita salir con el
puntaje persistente, demostrando las agallas que todo el mundo ignora, la
valentía sutil de mirar a quien le quebró el alma mientras su rostro sonríe.
Coraje, para tener esta vida, hay que tener coraje.
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