Extraños
"Como si nada pasara vivamos este invierno, esperando que la cruda primavera no despierte algo que nos impida apagar, sigamos siendo extraños incluso para las estaciones que tanto buscamos."
¿Alguna vez has omitido
contar algo, sólo para prolongar la emoción que sentiste? Es justamente eso lo
que he hecho este último tiempo, y exageradamente me refiero a un trío de
semanas. Uno de los regalos más útiles que he recibido, ha sido una bufanda noctámbula
que no supera los dos metros porque debían fabricar otros miles más; lo
ritualista de usarla es que demora unos minutos en enrollarla y otros en su
efecto contrario, hice la hazaña mientras un bebé volvía a aprender a caminar
usando mis piernas, cualquier movimiento en falso, era un encuentro fortuito,
directo y brutal contra el pavimento. Andaba rápido como siempre, inclinado
hacia adelante, mirando hacia abajo y encorvado precipitando lo indetenible
para taparme con todo lo que encontrara en casa. El frío caía sobre mi cabeza,
la neblina empapaba parte de la lana que supuestamente me amordazaba para
protegerme, pero todo era en vano, era como correr bajo la lluvia: quedas más
mojado. La diferencia es que ni siquiera caminaba rápido. lento o veloz; el
agua me abrazaba. Y entre pliegues, te vi pasar de largo de un momento a otro,
no me di cuenta hasta que montaste la bicicleta, que venías caminando detrás de
mí. Fue la primera vez que te vi detenidamente, tu rostro limpio y lozano
empadronado por un gorro rojo conversando a la distancia con un extraño,
impaciente interrumpías tu conversación para mirar aleatoriamente hacia mí
entre tanto me acercaba. Seguí caminando nervioso, supongo que tieso mirando perdido
a un punto fugaz, pensando en que ni siquiera sabes que existo por mi don hábil
de la invisibilidad.
Me gusta escuchar el sonido rodante
de la bicicleta, la cadena emitía un sonido más fino igualmente perceptible producto
de la humedad que aceleraba mi pulso ante la incertidumbre de quien se
acercaba, tenía la esperanza de que fueras tú, y el favor del horario lo
concedió. Verte pasar, aunque sea en una ráfaga de viento, me fue suficiente. Lo
que más me inquieta, es que estando tan cerca, parece que viviéramos muy lejos,
para mi es revivir mi fracaso anterior, ese puño continuo en mi pecho cuando veía
al rostro que amaba con otro caminando juntos hasta el metro. No quiero
exagerar nada, pero debo aceptar que tus miradas esquivas en tu andar me
sobresaltan, saber que me observas cuando hablo con otros, cuando camino
devuelta a casa y nos topamos en direcciones contrarias porque me enferma la
timidez otra vez. De seguro te han dicho lo especial que eres. El talento
sensible que capturan tus ojos al paso de las estaciones y lo apocado de tus conversaciones amistan a
cualquiera contigo, opino que me he vuelto experto en atraer personas que son
tan parecidas a mí, turnándonos en la cobardía del flamante primer paso, aunque
sea para el fracaso, pero me gusta nuestro código de circunspectas sonrientes y
musitados ‘holas’ enunciados al suelo
mientras caminamos a la distancia, ambos cordiales, demasiado buenos para el
infortunio que quizá nos persigue.
Seguimos siendo extraños entre
tanto alguien nos presente formalmente. Ya sé lo que haces, donde vives y en
quienes confías. Tú sabes qué hago, dónde vivo y a quién le agrado con certeza.
Si quieres saber más deberías preguntarme directamente, en lugar de conocerme a
través de respuestas vagas y supuestas, cuando nadie lo hace con certeza en
este sitio. Nuestra mayor decisión ahora es quedarnos así, como extraños evitándonos
la tragedia de sentir, continuar saludándonos escuálidamente o dar el paso temible
y probar los límites que no debemos atravesar. Como si nada pasara vivamos este
invierno, esperando que la cruda primavera no despierte algo que se nos impida apagar, sigamos siendo extraños incluso para las estaciones que tanto buscamos.
Comentarios
Publicar un comentario
Sólo escribe lo que sientes, lo que acabas de leer tiene un valor personal e inmensurable ante ojos humanos.