APRISCO

"Antes que yo llegue a ti, algo de mí ya habrá llegado."


Te tengo una propuesta. – dije sonriendo de mejilla a mejilla para empujarte sutilmente en dirección al bote y pudieras subir con esa preciosa lentitud que te caracteriza. Escuché el otro día que no lo estás pasando bien, y mi acto por impulso fue tratar de abrazarte con el alma hasta que mis brazos llegaran. Sé lo que se siente cuando la incertidumbre de la situación es más fuerte que todas las batallas que ya has ganado y siempre he sabido que el mejor remedio para eso es guardar silencio, mirar directo a los ojos y estrecharte entre mis brazos para que todo desaparezca. De hecho, me sorprendió saber que una situación como esta pudiera alcanzarte siendo tan independiente y amigable de la autosuficiencia, a tal punto de ser juzgado por la arrogancia. Por qué nunca nos encontramos si somos tan parecidos, podría partirme la cabeza buscando una respuesta que no me llevaría a ningún sitio, e inclusive podría arruinar el único logro en ese minuto: coordinar asincrónicamente ambos brazos remando.

Esa combinación siniestra, de ser tan amable con la gente que conoces y tan desagradable con las que no, me incita a corregirte sonriendo mientras noqueo mi cabeza, porque no sé si reír o sorprenderme más. Miro tu rostro blanco y tus labios taciturnos tan bien definidos que hacían tu cabello más oscuro con el fulgor de las aguas en rededor, parecían un millar de flashes innecesarios por la intervención inmensa del sol encumbrado en una fuerte mañana de abril. Musitaste en una voz débil y cálida la pregunta que nos mantenía aquí sentados esperando que una corriente inerte de un lago nos meciera, ¿Qué quién eres?, no sabes lo acostumbrado que estoy a esa pregunta y encantado a responderla ahora, y más porque les he aplicado una prueba temperamental a tantas personas últimamente que no me explico el hecho de no habértela sugerido antes o aplicado detenidamente observándote mientras escuchabas mi presentación hace tanto.

A pesar de que fingía fastidio, me encanta la idea de que nos encuentren tan parecidos a pesar de haber crecido y enfrentando lo que es la vida adulta, sabemos que ninguno estaba preparado para eso, pero qué más da que jueguen con nuestros nombres e intenten conectar algo que no tiene sentido. ¿Sabes lo que imagino? Una realidad tan perfecta libre de sus reglas en el que la escena de esa película ocurra ahora y nos inunde el bote de un relámpago ahogado que de inicio a una lluvia omnipotente que hasta en vano sean tus intentos de cubrir tu cabello perfectamente desarreglado, que te rías a carcajadas procurando abrir los ojos con semejante barrial contra tu rostro y yo observe tu labios perdiendo su color rosado palideciendo a causa del frio inhóspito, mientras seguimos contagiándonos el amor que ambos callamos en un momento, camuflados por la cortina precipitada del temporal.

Quiero que eso entiendas, que este es sólo un capítulo de la vida, sólo ahora te toca poner a prueba lo que sabes hacer mejor que nadie, levantarte para seguir creyendo en la imagen que en mi impresionaste con tu ejemplo, en un breve tiempo supe lo caído que estaba en tus miradas porque ¿quién cómo tu podría entenderme tanto? No quiero remar más. Sólo quiero abrir mis ojos hasta cansarme, y ver cómo te secas con lo menos mojado que tienes, sentir otra vez la magia del sol sobre ti en un pequeño aprisco donde yo vele por ti. No sé lo que pasará, el segundo se avecina y tus labios exangües acabarán el momento a un centímetro de los míos esperando el final del semejante. Te besé, antes que mis labios llegaran.

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?