Lago Negro
"Tu fuerza prevalecerá, aunque seas derrotado."
Algunas veces solemos asquearnos tanto de nosotros mismos, que
desearíamos quedarnos quietos para no provocar más circunstancias. Sin embargo,
es allí, donde claramente, perdemos el sentido, el propósito o el foco. Quiero
invitarte a enfrentar este lago negro.
En un tiempo muy lejano, un muchacho descendía corriendo
por las cuatro esquinas del viento. Circunvalaba la tierra saltando entre las cumbres
más altas que hombre no conocía. Los habitantes contemplaban cada cierta
estación la aparición de su imagen fugaz y misteriosa en el pasar del cielo. Sólo
pocos le podían percibir ante la velocidad de su presencia, y sabían que ya su
rastro dejaba, cuando al mirar las alturas y el orden de sus luces, las
estrellas eran conmovidas en nuevas figuras denominadas constelaciones. En el
marfil de las rocas quedaban impregnadas sus huellas profundas y amplias en son
de su fuerza.
En su misteriosa hazaña era el causante de los dos
movimientos oportunos del planeta, desconocido su origen y su dirección,
mantenía el trote de la esfera terrestre en son de un equilibrio perfecto. Para
compensar a quienes vivían en la lejanía, en ausencia de grandes maravillas
naturales, dejaba guardadas cinco estrellas de diferentes tonos boreales
replegadas entre las sabanas del firmamento. Cuatro cosas eran indispensables
para el joven viajero que descubrirás mientras escuches esta historia. En las
uniones de los océanos se halló un misterio más hermoso; cada mañana ante el
rayo del alba, la intrépida criatura hacía equilibrio sobre las costuras de sus
aguas, y en la calma de sus estruendosas olas, componía su alianza en medio de
tan diferentes corrientes. Colocaba su mano arqueada detrás de su oído para internar
la resonancia de las brisas alrededor del mundo, y al arribar en las suaves
playas de su regazo, reproducía nuevamente la armonía de sus sonidos.
Ahora mira el estrado preparado para su soñar oculto
en los acantilados de la serranía. Sí deseas sorprenderlo en su descanso, no
podrás, porque con exactitud no le hallarás. Un hombre disperso, perciben entre
las sombras diáfanas de las nubes, quienes se aferran a vivir golpeando piedras
sobre múselos abandonados. Cansados del continuo movimiento, los hombres elaboraron
un plan oscuro, pero ¿cómo atrapar a quién no conocen? Fácil fue su acertijo,
cuando uno exclamó: “al por ciento, con una sola lanza sobre su espalda” al que
añadió el siguiente: “oculto debemos hacerlo esperando la próxima traslación
del norte”. Pasadas 3 lunas menguantes, un atardecer mientras el joven saltaba
los macizos del nórdico, una señal de ruido se propagó hasta llegar al último
de los raptores repartidos en el cordón. Fue entonces el punto culmine en que
de un ojazo el libre ser caía en el socavón hecho por sus captores. No se sabe
sus dimensiones, pero si bastaron para encerrarle en la soledad de su ruptura. De
pronto, el silencio se apoderó del valle. Dada la cobardía de sus enemigos,
huyeron campantes a esconderse de regreso a sus hogares.
Abandonado en el centro de su muerte, el trotamundos
lloró por impotencia hasta que sus lágrimas cargadas de duelo se tornaron
negras como el carbón más puro, contemplando como el día avanzaba, pero la
tierra no, para él. La lluvia y el estrago en sus laderas hicieron el resto; el
profundo cimiento se llenó de crudos elementos hasta alcanzar su borde. Incluso
en su lecho, yacía la quietud, por la inmovilidad de sus aguas, pareciera que no
había fondo dada su oscuridad. Mas, ¿se detuvo la tierra hasta hoy? No. Porque
cuentan los registros que su fuerza repartida entre las corrientes del mar y
las fluencias del viento, continúa rodando sobre la plenitud de la tierra
permitiendo su recorrido en la órbita designada.
Nunca te detengas. Y sí lo haces, que sea porque de alguna u otra forma, te obligaron a hacerlo. Siempre llegará ese momento… o te harán sentir que así es. Todos tenemos un lago negro, de aguas estancadas donde va a parar todo tu adolecer. Pero qué graciosa es la existencia humana… que aún en las aguas muertas, se posa la belleza.
Excelente historia, un poco de arcoiris para mí oscura tormenta
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