Ebullición

"Quiero ser transformado, pero no quiero perder este sentido que busqué toda mi vida y que hoy lo tengo. Puedo ser el explorador natural que avivaba en mi imaginación cuando ideaba el futuro; ahora que tengo edad, experiencia e instrumentos, puedo llevarlos conmigo a donde sea, incluso hasta el punto más alto de mi ebullición."


Creo que la lluvia se ha convertido en una de mis mejores amigas. desde niño golpeó mi ventana para que saliera a conversar con ella. Era una motivación en sí misma, más creo que hoy lejos de casa, si pudo encontrar mi dirección actual. Medianoche, y con un relámpago de timbre, avisó que ya había llegado. En la oscuridad de la madrugada, me senté en mi cama, hasta decidirme a hacer lo que no habría hecho antes, me fugué a una terraza y saqué mi mano por la ventana para saludarla. no sé si las lágrimas tendidas en mi palma eran de tristeza o alegría, pero con el tiempo nunca se sabe, me quedé quieto esperando una reacción del viento, cuando un rayo otra vez surcó los cielos haciendo de las calles su megáfono. Abrí nuevamente la puerta del cuarto como ninja en medio de una ruda misión, al no despertar a nadie, supe que era un talento desperdiciado para el evento mundial de espías. 6.00 am y continuaba la tempestad llenando las cavidades del firmamento, y al comenzar mi día entre la confusión del amanecer y la noche, leí un poco los versos de una carta antigua para meditar en compañía del Hacedor, pero lo mejor estaba planeado para el desayuno, en la altura de la montaña se entibiaba un café a filtrado puro con una empanada propia de la tierra de dónde vengo.

Sólo quiero mantener viva esta esencia. Porque me hallo en la dicotomía de ser moldeado por lo que creo. Quiero ser transformado, pero no quiero perder este sentido que busqué toda mi vida y que hoy lo tengo. Puedo ser el explorador natural que avivaba en mi imaginación cuando ideaba el futuro; ahora que tengo edad, experiencia e instrumentos, puedo ubicarlo en mi equipaje y migrar para verme realizando lo que dibujaba un niño de pelo encrespado. ¿Cómo será la memoria en su estado cruel? hoy es benigna, porque la resonancia de la lluvia trae consigo perennemente esa sensación de estar en casa, mientras la madera del techo crujía débilmente y pareciera que el frío se deslizaba entre las hendiduras del techo hasta recostarse en mi edredón. Me senté en el marco a la espera de que el aguacero mojara mis pantalones y sintiera la frontera de la hipotermia y la euforia. El deleite fue escuchar el agua aún ebullida rebalsando una taza destinada a portar el elixir de los letreros, hasta naturalmente sostenerse en los márgenes del diámetro de acero y en su superficie elevar una espuma contrarrestando la fuerza gravitatoria.

Desayuné entre el tronar de la lluvia y la fuerza de su ejército celestial, me aferré al momento, pensando en cómo puedo lograr mi cometido, sin perderme en el intento. Más esta vez la respuesta no es mía. Ya van 8 meses de esta aventura y enfrentado tantos retos, que el miedo a descubrir ese límite otra vez me hacía hervir en el silencio de mis pensamientos. Nuevamente estoy en ebullición, en el punto crucial de crecer o detenerme. No sé si sostenga otro grado, pero aquí estoy, esperando a ser rebalsado por una gracia que sobrepasa el entendimiento humano. Reposo sentado en el marco de una ventana adormecido por mi amiga en el sabor de la cebada y la canela. Es un momento para detener el burbujeo que se empecina en mi interior, pero que puede descansar en paz, porque una vez más a este varón de sus casillas no pudieron sacar. Templado en ebullición creo que es mi estado. Extraño… ¿pero qué cosa en la filosofía de mi vivencia, no lo es?.

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