» NOCHES BLANCAS ❄ UN MILAGRO DE NAVIDAD «

"Es increíble como evitamos los paréntesis tan recurrentes en nuestras nevadas. Parecemos tan idiotas ante el universo que observa horrorizado como dejamos pasar las oportunidades que te da navidad... ver lo que hace tiempo te había encontrado: amistad, perdón, el amor y ellos estan ahí; detrás de un hash browns, o peor aún, al lado tuyo. Nunca te quedes dentro, cuando afuera hay una gran ventisca."
Tobin & Duque


Caída navidad sobre este día domingo, el clima amenazantemente lluvioso resulta ser el pretexto perfecto para quedarse acostado viendo una maratón de películas con buena compañía. Tal y cual lo hicieron los comensales de esta historia: Tobin, Duque y JP, prestos en un sofá y sus películas de James Bond. (129) “Me quede viendo la peli un minuto, pero luego miré por la ventana a una farola lejana. Esta iluminaba la nieve y generaba la ilusión óptica de una lluvia de miles de millones de estrellas cayendo desde el cielo. Y, aunque me disgustaba que mis padres lo pasaran mal o negarles el derecho a disfrutar una navidad en casa, no puede evitar desear que cayera más nieve.” (133) En momentos así y en fechas como esta, es cuando la gente “no puede esconder sus trastornos de dependencia emocional” (131) para con el resto. Cuando estás con esas personas especiales, “¿Qué es lo peor que puede ocurrir? Le parecía buen consuelo, era su forma de hacerme ver que mis hipotéticos errores en los deberes de mates de segundo, no comprometían mi felicidad futura” (145), pero difiero un poco… si pueden, en cierta medida.

Y es así, como se inicia la aventura en esta Nochebuena. Tras la peor ventisca desatada en los últimos años, la misión es llegar a la Waffle House (WH) y conquistar a una tropa de animadoras, cruzar kilómetros de nieve para llegar al Oasis en medio un verdadero pámpano. Al salir en plena nevazón el único eco de un teléfono con la voz de Keun es “Caballeros, les deseo una travesía segura”, (137) y cómicamente… Ocurre lo inevitable… “Carla, el SUV Honda blanco de mis padres empezó a deslizarse marcha atrás por la colina sin parar de colear” (146) resultando ser ¡la mejor montaña rusa de la vida entera! Y claro está, Tobin: “Reaccioné usando la clase de lenguaje sofisticado por el que se me conoce: – #$%&, #$%&, #$%&, #$%&!!!” (161) y tus amigos te consuelan: “No ha sido culpa tuya. Ha sido culpa de Carla, Tú estabas girando el volante” (163), “Ya sé que es una jodida, pero sin duda ¡es la navidad más aventurera que hemos vivido jamás!” (165) “Claro…. He corrido un riesgo, Carla está atrapada bajo un banco de nieve y estoy a punto de ser repudiado por mi familia.” En el peor desconcierto de la noche, se llega a la conclusión de que “siempre existe un riesgo: algo es bueno, bueno de verdad, y cada vez más bueno, hasta que de pronto se vuelve raro.” (195)… y es el giro de nuestra historia à PERO ANTES! Revisemos el lugar que albergó esta historia de amor: WH.

“Había olvidado que las Waffle House son como las piernas de Lindsay Lohan: siempre abiertas” (132) lo que es una ventaja, porque tienes la certeza de que nunca quedarás desamparado y hambriento en plena cadena estatal. Y qué dicen sobre “las Hash Browns, doradas y deliciosas de la Waffle House, tortitas de patata rayada, gratinadas, cubiertas de cebolla y con costra de queso fundido. (140) o “Gofres con quesitos Kraft fundidos por encima, en eso pensaba; gofres con sabor a amor, pero sin el temor a la ruptura.” (160) qué ganas en este día lluvioso poder comer de este regalo del sartén!!! Y sumar a esto la gran cantidad inhóspita de cortadas que se registran en los locales de comida al paso… Pero bueno, al igual que en mí produce el Chocolate, “¡ver Hash Browns felices me hace feliz!” (196) “Jamás me había sentido tan cansado, estaba tan exhausto que me costaba sonreír” (215) GRACIAS AL MUNDO PORQUE EXISTEN ESTOS LUGARES!

Y por lo mismo, “¡No en un castillo, ni en una mansión, sino en la Waffle House se halla nuestra salvación!” (197) y “sus Hash Browns no valen nada si tú no estás aquí.” (180)

“La discusión sobre el menú de la WH y su ranking no estaba mal como ruido de fondo para conducir. Los copos de nieve chocaban contra el parabrisas, y se fundían de inmediato. Las luces largas iluminaban la nieve y el asfalto mojado y veía lo suficiente (…) podría haber conducido por esa carretera durante largo tiempo sin cansarme (…) Aparté la vista por un instante de la carretera para hablarle mirándola a la cara: – Feliz Navidad Duque. – Feliz Navidad – Feliz Navidad, JP.- FELIZ NAVIDAD DESGRACIADOS.” (158) hasta que llegamos felizmente “montados en un trineo hecho con la alfombrilla del Enredos” (201) el juego que nos salvó la vida de los gemelos Tim y Tom Reston, de hecho, este jueguito por un instante fue más importante que la amistad “Yo no lo considero un voto en contra de ustedes. –Me aclaró–. Lo considero un voto a favor del Enredos.” (178) su presencia en WH era más importante que ellos jaja

Y hablando sobre lo que nos convoca en este recorrido… “Ocurra cuando ocurra, es un desastre de magnitud inigualable en el curso de las relaciones humanas; el momento en que uno de los dos empieza a perforar el muro divisorio entre la amistad y los besos. Derribar ese muro supone que puede producirse un feliz paréntesis en la relación (…) A veces ese paréntesis parece tan maravilloso que puedes llegar a convencerte de que no es solo un intermedio, sino que durará para siempre.” (195)… son esos (): miradas, risas, salidas, caricias los que te llevan a un punto raro… ese que mencionamos anteriormente, lo bueno llega a ser tan bueno que el muro comienza a ser perforado… y se producen las fijaciones de lo que siempre estuvo, como por ejemplo un par de bellos reflejos: “Lo que me atraía de los ojos de duque era la complejidad de su color. Eran semejantes al fondo del cubo de basura: eran un batiburrillo de verde, marrón y amarillo” (197) no dándole crédito al romanticismo efectivo jaja que te hace dudar:

“– Empezamos a salir en Nochebuena. – dijo, y se quedó mirando a lo lejos.
– ¿Ayer? – pregunté mientras pensaba: << ¿llevas saliendo un día y estás pillado?>>. Una razón más para evitar el feliz paréntesis.” (209) pero caducan y no logran vencer tu genuino sentimiento…

Y encerrados por un torbellino blanco, “Duque y yo estábamos a un solo paso, lo bastante cerca para oír el grito de júbilo a través del cristal.” (203) el triunfo después de “estar intentando no pensar en el mismo pensamiento, que ambos traíamos hace tiempo sin darnos cuenta” (211) “Al final duque y yo nos quedamos dormidos sobre las baldosas rojas de la cocina de la Waffle House, ella usó mi hombro de almohada, y yo, mi chaqueta.” (214)

“Sin embargo con la nieve, todo parecía nuevo, todo estaba cubierto por una capa tan blanca y prístina que no resultaba amenazador. No había nada que no fuera el blanco omnipresente, como si todo el lugar estuviera envuelto en ese color, listo para regalo. No sólo se veía distinto, sino olía distinto. En el ambiente se percibían el frio intenso y la húmeda actitud de la nieve. Y ese silencio espeluznante… solo se oía el ritmo constante de nuestras pisadas aplastando la nieve.” (183)

“Siempre he creído que no debe desperdiciarse la oportunidad de un feliz paréntesis por salvaguardar un final feliz, porque no existen los finales felices.” (211) por esto, debemos salir a la ventisca, enfrentarnos, y atrevernos a vivir una aventura con la persona que amas y por qué no, compartir besos con sabor a deliciosos hash browns… y en mi caso café, tal vez (?)
        “¡Dios, cuanto te quiero! –dije.
        Ah –respondió ella.
        ¿Es un »Ah«bueno? –pregunté.
        El mejor »Ah« de la historia –respondió.

Dejé el café con leche encima de la mesa, y me entregué en cuerpo y alma al feliz paréntesis de la aventura más alucinante de mi vida.” (215)

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