» NOCHES BLANCAS ❈ LA SANTA PATRONA DE LOS CERDOS «

"Comienzas en Nochebuena y terminas en ellas. Las tragedias griegas ya pasaron de moda, lo que se viene ahora, son las tragicomedias navideñas. ¿Podrá esa persona cambiar? déjalo en manos de una ventisca nevada; apresura el tiempo, lo detiene y con esto, también lo restaura. De cafés hasta cerditos taza de té, cualquier cosa se puede convertir en tu ángel, luz en esta navidad."
Addie & Jeb 



“Después de la guerra de bolas de nieve, Jeb y yo fuimos a tomar unos mocha lattes, los dos solos. Lo sugerí yo, pero Jeb accedió sin pensarlo. Fuimos al Starbucks y nos sentamos en las butacas violetas de terciopelo a la entrada del local. Yo estaba como loca de contenta y él tan tímido (…) se acercó a mí y me cogió de la mano, me sorprendió tanto que tiré el café. – ¡Dios mío! Addie.- dijo – ¿Puedo besarte? (…) fue la nochebuena más perfecta de toda mi vida.” (228) es increíble como comienzan las historias. De un día conocidos, y al siguiente algo más. Dicen que los primeros días y sus semanas, son como comer miel a manotadas de un fresco panal de abejas. Que el reloj no corre cuando se está junto y que los días y noches de ausencia duplican sus horas… pero como todo en este mundo roto, todo se rompe. “Primero parte un día triste, seleccionamos la Playlist de <días tristes> llena de las canciones más melancólicas de la historia. Volví al menú principal para llegar a <fotos>. Sabía que estaba adentrándome en un terreno peligroso, pero no me importaba.” (224) y hallamos cierto dulce gozo en el dolor. Y prácticamente adictivo, se torna “demasiado doloroso y difícil de rememorar, demasiado parecido a perder un pedazo de mi ser, que, de hecho, era lo que había ocurrido.” (232) frases como: “Si Addie, eres mi chica. Siempre serás mi chica.” (231) se repiten una y otra vez, hasta que llegas a las más recónditas conclusiones… “Lo que nos separó fue la forma en que demostrábamos nuestro amor (…) él y yo, hablábamos diferentes idiomas en el amor.” (232)

“Nadie debería sentirse extraño en su propio instituto, sobretodo nadie tan adorable como Jeb” (226) un recuento de quienes llegan siendo nuevos a un sitio, y no logran con tantos recuerdos guardados volver a empezar, aunque todo lo nuevo, sea tuyo… tu nueva casa, tu nuevo colegio, tu nuevos compañeros y vecinos que lentamente se convierten en tus amigos… los seres que dicen lo que nadie se atreve a decir: “a lo mejor necesitaba romperte el corazón como se lo rompiste tú a él” (261) auch! y sintamos “un cosquilleo en toda la espalda, porque cualquier frase que contuviera las expresiones <<te quiero>> y <<pero>> no podía acabar bien.” (263) Y terminamos despojándolas de su derecho “estás siendo mala conmigo cuando te necesito, así que ya no tienes permiso para estar en mi cama” (243) no a cualquiera dejas entrar en tu habitación y sentarse en el lugar donde duermes… un voto de confianza absoluto creo yo. Y cuando nos damos cuenta de su valor haremos cualquier cosa por ellos, “Ni la lluvia, ni la nieve ni el granizo impedirán jamás que el poderoso Starbucks logre su cometido.” (271) Recordando sus atributos más grandes “Además de ser terriblemente adorable, había algo más en Tegan que la hacía única: su debilidad por los cerdos” (267) y deseamos que quienes nos rodean se vislumbren con nuestra amistad pesada en oro: “Y con ese tono, quise sugerir que Dorrie podía aprender algo de mí, una amiga en la que se podía confiar ciegamente” (272) de hecho la amistad es…
– Bueno, es algo importante. Es un asunto de vida o muerte pero tranquila, nadie va a morir – hice una pausa. – salvo yo, a menos que lo consiga.” (319)

Y no hay palabra inventada para describir lo genial que se siente, que tu lugar favorito se repita tantas veces en un libro y más encima sea el epicentro de sus historias. Porque a coro cada barista, incluida Adeleine Lindsey declara que juntos en el lugar de la sirena verde: “somos la estrella de navidad iluminada por los ángeles. –pensé, imaginando cómo se vería ese punto de luz de cualquier otro lugar de la oscura ciudad.” (277) a tal punto que para muchos “El Starbucks es el lugar donde me sentía segura. También era el lugar donde me sentía triste, porque allí tenía muchos recuerdos.” (277) Momentos de extensas risas y hermosas y profundas conversaciones, confesiones y promesas que se inmiscuyen en el corazón para siempre, Y! aunque la mayoría de la gente común, no sepa apreciarlo por su comodidad e implícita hospitalidad, su música en cada rincón y las tendencias inspiradoras que te invitan a sentarte y disfrutar un plácido café, así como “Christina dibujó un generoso torbellino de nata montada sobre el mocha sabor frambuesa de Earl, pintó la blanca cobertura con sirope de frambuesa de intenso color rojo y lo coronó todo con una tapa blanca de plástico.” (282) y por favor... no más confusiones con los portes y la diferencia de un Latte con un Frappuccino “podríamos darte uno, si no fuera porque >grande< significa mediano – aclaró christina –. >Venti< es grande.” (284)

A pesar de esos detalles que te alegran la vida, el problema principal continúa: la ruptura. Vuelven a aparecer esas preguntas “¿No puedes confiar en nuestro amor sin exigirme que te lo demuestre a cada segundo?” (237) que te obligan a admitir “de haber existido un acantilado en su habitación, me habría tirado por él. De haber tenido un puñal sobre su cómoda, me lo habría clavado en el pecho.” (274), pero es cuando recuerdas que “La gente cambia por los demás continuamente.” (235) y que la esperanza sigue latiendo ahí para ti, porque “El amor no podía existir si no había fe.” (280)

Y continuando con la magia de la navidad, no hay nada que “un cherries Jubilee, un postre de cerezas con licor y helado de vainilla, típico de la cena de nochebuena en nuestra familia” (223) no pueda quitar… cada lágrima y ceño fruncido desaparecen al carmesí brillante del azúcar a punto de comer. Más hay otros dulces que no son necesarios preparar: las palabras. “Y sí te preguntas por qué estoy diciéndote todo esto, es porque de decidido empezar a ejercer una nueva profesión: ángel navideño.” (296) aquellas personas extrañas que proyectan lo feliz de sus intrépidas mentes y te siguen deslumbrando con sus, duras y locas conclusiones “¡Ah tontorrona, lo que importa no es lo que nos da el universo. Lo importante es lo que nosotros le entregamos.” (337) una estrategia tan repentina que no te deja más decir: “fue un movimiento muy importante, como una avalancha, y no pude seguir resistiéndome al cambio. Lo que sentía era tan grande, y yo tan pequeña…” pero cambio, es cambio al fin. Para plantar, es necesario romper la tierra. Aunque loco sea... ¿Sabían que existían los ‘cerditos tacitas de té’? en serio, googleenlo. “Dio un empujoncito a Gabriel para que se metiera en el tazón.” (349)

Si cada uno fuera estrella blanca en el firmamento llamado mundo no habría necesidad de más luz… “pero a veces yo también necesito que alguien irradie su luz sobre mí” (317) Y cuando llegues a ese punto, es porque has perdido tu enfoque, la esencia por la cual has vivido, la tristeza que te invadió, te opacó por un breve instante, más no puede derribarte si lo permites. “cuando en realidad, lo que debemos hacer es olvidarnos de nosotros mismos” (299) la lección y clave de la fuerza, cuando eres bondadoso con otros ellos te darán lo suyo también. Y volverás a tener lo que perdiste…
pero como no todos quieren resplandecer, algunos contemplan los rayos ajenos, y terminan cansándote…
“se me paró el corazón y dejé de oír el murmullo del Starbucks. Era como si alguien hubiera apretado el botón de silencio del mundo.” (345)
Y nuevamente llega para quedarse…

“Sus labios tocaron los míos, y un tintineo resonó en mi cabeza, tenue, metálico y nítido. Seguramente era la campanilla de la puerta, que sonó cuando Dorrie y Tegan salieron. No obstante, yo estaba demasiado ocupada para comprobar si era así.” (350)

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