"EXPRESSO"

"Cuando tomo café, me pasan estas cosas, interrumpiste veloz en el lugar donde estaba, hiciste todo para cautivarme sólo en un par de horas. Contigo los hechos son rápidos, raudos, ágiles y ruidosos, por eso tu termo sólo contiene café expreso, ese simple, ese profundo amargo o demasiado dulce; que me atrapan entre los extremos que tanto me llaman."


Tal y cual las últimas semanas, llegaba atrasado a cualquier parte. Me levantara a la hora o me atrasara dando vueltas por la casa, el final se precipitaba a ser el mismo. Y para rematar la situación, la micro conducía más lenta, el metro se detenía en las estaciones por más tiempo del que quisiera y la gente se paraba en medio del pasillo para ver las tiendas. Aun así, agradezco estas torpezas porque siendo lo contrario, no hubiera tenido el placer de verte todos los días junto a la pileta desde la cual me observas con tus telescopios obscuros. Aunque había dejado estos 31 días para estudiar y devolverme 5 años, jamás imaginé la sorpresa de tenerte aun aquí.

Entré a la hemeroteca cargado con el centenar de hojas en la mochila, me desabrigué y me senté ordenando el espacio que me mantendría ocupado 6 horas del día, pero no estaba en mis planes tenerte en el puesto de enfrente. Descaradamente te sentaste tan cerca, que era inevitable darme cuenta cada vez que levantabas la cabeza de tus clases impresas para retenerme fijamente a la espera de devolverte una mirada. Y eso me dio miedo, en el momento nunca me imaginé que tu inteligencia kinésica fuera tan baja a pesar de estudiarla, así que tenía que arreglarlo todo antes que nos sorprendieran a ambos inspeccionando la lógica del otro.

Lo bueno es que tengo testigos, y esta vez, no puedo convencerme de que era una fábula imaginatoria, generalmente dentro del grupo de personas que nos gustan, hay un porcentaje que sólo es para apreciar, porque sabemos que nunca pasaría algo. Pero velozmente cruzaste de grupo, al sector potencialmente probable. No me gusta cuando la gente me presiona, cuando me cargan una responsabilidad, o me mantienen vigilado, y en tu caso es algo abrumador, inquietante, pero pesado. Tu parca roja que estiraba sus brazos para alcanzarme de vez en cuando en tus intentos de mantenerme vigilado, pese a la jauría que te supervisaba a ti, te la ingeniaste para hacer todo más secreto. Aun así, con tus amigos sentados alrededor, y tu vergüenza mal trecha a ser tu intención descubierta, pudiste mantenerme callado y quieto mientras pasaba las páginas de mi libro. Tu pelo rizado, con tus ojos fruncidos asombraba tu cara pálida, combinada muy bien con el resplandor de tu polera blanca secuestrada por el carmesí eléctrico que portabas sobre ti. Al parecer lo tuyo, es lo chistoso; decías algo y todos se reían, singularmente muchos te saludaban, y al parecer cantas bien. Sin darte cuenta te pusiste audífonos y comenzaste a cantar en el lugar donde sólo se debe escuchar al silencio gritando, en el centro de toda la sala, los libros retornaban tu voz mientras todos los estudiantes repartidos por la alfombra se reían de ti. Tu rostro se volvió rojo e inesperadamente te volviste hacía mí acusándote ágilmente por lo que provocaste, dejándome sin más que torcerte una sonrisa mientras escribía.

Esto es un extracto de lo que me regalaste un día de abril siendo desconocidos, nunca pensé que me ibas a prestar atención si en 5 años estuvimos cruzándonos por los pasillos de una universidad. Tal vez por tus actitudes, no mereces que escriba esto, pero no es esa la razón. Cuando tomo café, me pasan estas cosas, interrumpiste tú veloz en el lugar donde estaba, hiciste todo para cautivarme sólo en un par de horas, dándome el tiempo suficiente para terminar rápido con todo lo que tenía que hacer. Cuando te miro por los ventanales a tu patio, siempre estás en el centro, riendo a los demás, involucrando a tus amigos sobre la espontaneidad de tu gesto, y volviendo popular tu cuerpo, al parecer.

Aun así, te lo perdono, estamos escabullidos estudiando distraídos en el mismo espacio. Creo que contigo los hechos son rápidos, raudos, ágiles y ruidosos, por eso tu termo sólo contiene café expreso, ese simple, ese profundo amargo o demasiadamente dulce; que me lleva a explorar interesado el sabor para arreglarlo. No sé qué cambiar de ti, al parecer lo que has mostrado ha finiquitado en que no es necesario hacerlo. Estas cuatro semanas pasaron corriendo, los días se quitan horas, y los obstáculos se han hecho más extensos, pero menos mal, has aparecido detrás de tus lentes de sol, que detienen el tiempo cuando sonríen buscándome en el lugar que nos vio mirar, y acunó la aventura fugaz de un día. Qué torbellino este, apresuras tu vida y detienes la mía.

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?