— Domhnaigh

 "El toque de Julio: simple, calmo e inesperado."

A veces paso días planificando panoramas, armo estrategias de encuentro para amigos y familia, destaco horas del diario para hacer de esos momentos inolvidables, o accedo al recurso de sacrificar un día productivo para no detener la marcha administrativa que tracé previamente. Destino unos días a mitad de semana para ordenar, repasar, releer, o terminar las ornamentaciones, ocurrentes prácticamente cada semana. Y me olvido de algo muy importante. Nada se compara a un día Domingo... para muchos el astro más fome del septenio, pero para mi, el día más agridulce de todos. 

No te das cuenta, cuando la sorpresa, la espontaneidad o lo inesperado se toma la vanguardia de las horas y sales, corres, caminas, admiras y adquieres. Y hoy tuvo su magia, caminar al borde de una plaza en construcción y ver cómo los arboles se afirman de sí mismos para germinar, y el pasto se aferra a la tierra para crecer. Los cuadrados cementados de amarillo y carmín, revelan la textura de lo agradable cuando me acerco a un rumbo no impuesto, porque sólo caminas por caminar. El sol cayó, la nieve se derritió sobre el cemento y el frío se detuvo por los rayos sobre mi piel. Admirar lo maravilloso de los momentos únicos y que no tendrán competencia en el postrero fruto.

Sólo quería compartir eso, porque pasó hoy. 

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