En Ruta
"Ya es tiempo de dar una vuelta en auto. De encender el motor y guiar todo lo que tienes hacia la única dirección que quieres. No importa lo que pase en el camino, todo cambia y sigue su curso en esta ruta meridional, y allá voy, al lugar azafranado donde el otoño gobierna a la tierra y conjuga al sol."
Si sólo algo puede compararse a lo peor que te ha pasado, eso, es viajar no escuchando tu música favorita... con tu reproductor sin batería e intento tras intento, buscando la emisora, y sólo poder escuchar papeles arrugándose y truenos a mil kilómetros, provenientes de aquella radio tipo incorporado en el auto. Aquel, era uno más de todos los viajes que he realizado, esporádicos y planificados, todos están cargados de la exacta y misma porción de emoción y neutralidad combinados, a cada metro recorrido. Algún día, espero tener una camioneta, un chevy, cualquier vehículo que me lleve derecho y recto hasta donde quiero. Anhelo encender un auto y comenzar un viaje que se me ocurrió nada más, planificado su inicio, pero sin etapas, sin paradas y sin distancias. Lo único establecido será encender el motor, la partida, pero de ahí a lo que pase adelante será un misterio, incluso para mí. Quiero ir disparado en una carretera,siguiendo derecho y hacia adelante, observar como las veredas del camino se van transformando desde las nubes hasta el pavimento. nunca se sabe lo que encontrarás, nunca... de hecho eso parece excitante de la vida, ¿seguir un rumbo? pero cómo, si nada está dicho, ¿no?... lo bueno de vivir al filo del tiempo y las emociones, es que siempre te estás reinventando. Pero cansa. Y en vista y necesidad de los por menores acontecidos, he decidido andar, sólo andar. Sólo mirar. Y vivir... porque simplemente, así vivo... tranquilamente sentado detrás de un parabrisas, viendo como la lluvia cae sobre el vidrio, sin llegar a romperse, cómo la fugacidad del sol traspasa su potencia, sin quemarme. Nada es tan fuerte, nada ha logrado detenerme. Con una mano apoyando mi cabeza, y una sobre el volante, se puede garantizar un trazo tan lento como el renacer del pasto en campos invernales.
Se están acabando los días de Mayo, el mes de la transición. En medio de la ternura de los arboles en su intercambio, la humedad porosa de la tierra y el viento tibio, los mantos de la naturaleza comienzan a cubrir de azafranes las superficies de su dominio. Y ¿yo? aprecio contento lo que va pasando, todo va cambiando, mientras más avanzo, más maduro, más otoñal se vuelve todo. Todo gira en el camino para envolverme en la felicidad que persigo. Yo no sé dónde me llevará este camino. Tampoco sé siquiera cuánto tardaré a donde voy, pero voy para allá, y allá llegaré, de hecho, sólo conozco su dirección: adelante, siempre adelante.
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