Febrero 28, 1866.
La confundida certeza ha reaccionado ante el
hecho de que hayas recibido mis cartas en los postreros años. Lamento ser tan
inverosímil y no escribirte con diligencia, pero la determinación se ha debido
a dos razones: nunca has correspondido a mis escritos y la vida que escogí me
ha solicitado detenerme sobre una cálida pradera de emociones. Decidí concluir
mis estudios en salud interrumpidos por la guerra y poder ayudar certeramente a
las personas del poblado y alrededores. Aún no hay médicos y cultos en el
pueblo. Y con gran regocijo comparto contigo la dicha que siento al ver
nuevamente nuestras calles con lozanos rostros, niños creciendo ágiles mientras
persiguen a los polluelos, pequeños comerciantes que cosechan sus granjas y como
los senderos crudos y lastimados por las tropas ya han comenzado a sanar
reforzando sus veredas con tiernos pastos y bordando los campos con las flores.
Cuando llegamos a morada hace unos meses, nos
encontramos con el abandono. Sin criados y servidumbre toda la gran casa estaba
sucumbida en el deterioro, sepultada bajo el polvo y muy lejana a la realidad a
la cual la región estaba acostumbrada. Pero la eficiencia de Emma y Phillips
lograron revocar cada aliento de negligencia sobretodo rincón, pared y mueble
dentro de la finca. Mientras recorríamos la foresta junto al lago tras la casa,
divisamos un pobre campamento de improviso, antiguamente esclavos, prófugos del
conflicto, no se enteraban aún que la guerra había finalizado hace ya casi un
año y no debían huir más. Compartimos nuestra mesa y les acogimos nochebuena
junto al fuego abrasador de la chimenea para emprender rumbo a sus hogares.
Mientras les cuidamos, esa mañana, despedimos a sus personas bajo las retumbantes
nubes de Georgia. Esperamos hasta la primavera para recultivar nuestras tierras,
decidimos plantar cebada este año, algodón habrá mucho y explotará su precio, y
el cereal nos ayudaría a recomenzar la fortuna memorial de la familia. Mis
padres y hermanos han decidido concebir sus tiempos en el norte, y de algo
tendría que vivir yo aquí. Ellos están bien, muy pronto Brian volverá a
enlistarse para ser comandante de la tropa Yankee N° 6, mientras tanto, la
hermosura de Iana, la hace acreedora de una mano potencialmente virtuosa para
contraer matrimonio, así que muy pronto lloverán los compromisos para ellos, siendo
tan jóvenes, han crecido tan veloces y cerrado etapas en corta juventud.
Como cada amanecer, camino hasta los pinos para deleitar a la nostalgia, y viajar juntos al pasado entre medio de los días que han acontecido. Te recuerdo tan bien. Tu rostro sobre cada oleaje débil en la ribera. Aun te aprecio sonriente en disposición. La lluvia ha llegado, y ha ablandado la tierra para permitir a las forestas explotar su verde venciendo a los campos cubiertos de carbón, tal y cual aguardo un nuevo comenzar en mi joven carril. En un par de días comenzaré mi internado en un hospital en reconstrucción autorizado por el presidente. Mi asistencia deberá ser permanente durante todo el año, cumpliendo diversos módulos de estudio para enriquecer mis conocimientos. Dentro de un año, sostengo volver a mi heredad siendo ya un culto en las artes del cuidado y la salud, para quedarme de forma definitiva. Aunque planeo viajar regularmente para ver cómo han estado las cosas por aquí y ayudar a los semejantes mediante vaya adquiriendo nuevas prácticas médicas. Me llenaría de gozo saber que volverás. Pero no sé en qué parte de Europa estés, confío que estarás en Londres, como alguna vez lo soñamos. Sé que retornarás para completar mi dicha. Estoy muy esperanzado en ser el hombre que creé hace algún tiempo. Mi barba está sin recortar, y mi mirada sutil y capaz. Con estos años ingratos y crueles, he debido aprender el valor de la asistencia abnegada y la sencillez. Emma me ha dicho que mis ojos ya no son los mismos. Rebozan de ternura y calidez. Creo que ya dejé atrás al hombre frio y sin gracia del cual tanto te quejabas y reías sin compasión. Marco a las personas ¿sabes?. Sin darme cuenta, toda persona que alguna vez me conoce, no me olvida jamás. Las palomas mensajeras cada día aumentan el trabajo de Phillips, debe cargar tres livianas cartas de amistades y excelencias del norte como también de los pueblos que nos rodean. Quiero seguir en este camino, marcar a las personas con lo que soy, no por vanidad y orgullo, por supuesto que no. Sólo quiero aliviar sus almas con un fragmento de la mía. Si todo vuelve a mí, confío en la teoría de que tú volverás también. Te esperaré, donde acordamos. He estado construyendo un bote con roble y noble arrayán traído desde Sudamérica. Espero navegar el lago la próxima primavera junto a tus manos ayudándome a remar camino al resto de mi broquel e increíble prodigiosa vida.
Como cada amanecer, camino hasta los pinos para deleitar a la nostalgia, y viajar juntos al pasado entre medio de los días que han acontecido. Te recuerdo tan bien. Tu rostro sobre cada oleaje débil en la ribera. Aun te aprecio sonriente en disposición. La lluvia ha llegado, y ha ablandado la tierra para permitir a las forestas explotar su verde venciendo a los campos cubiertos de carbón, tal y cual aguardo un nuevo comenzar en mi joven carril. En un par de días comenzaré mi internado en un hospital en reconstrucción autorizado por el presidente. Mi asistencia deberá ser permanente durante todo el año, cumpliendo diversos módulos de estudio para enriquecer mis conocimientos. Dentro de un año, sostengo volver a mi heredad siendo ya un culto en las artes del cuidado y la salud, para quedarme de forma definitiva. Aunque planeo viajar regularmente para ver cómo han estado las cosas por aquí y ayudar a los semejantes mediante vaya adquiriendo nuevas prácticas médicas. Me llenaría de gozo saber que volverás. Pero no sé en qué parte de Europa estés, confío que estarás en Londres, como alguna vez lo soñamos. Sé que retornarás para completar mi dicha. Estoy muy esperanzado en ser el hombre que creé hace algún tiempo. Mi barba está sin recortar, y mi mirada sutil y capaz. Con estos años ingratos y crueles, he debido aprender el valor de la asistencia abnegada y la sencillez. Emma me ha dicho que mis ojos ya no son los mismos. Rebozan de ternura y calidez. Creo que ya dejé atrás al hombre frio y sin gracia del cual tanto te quejabas y reías sin compasión. Marco a las personas ¿sabes?. Sin darme cuenta, toda persona que alguna vez me conoce, no me olvida jamás. Las palomas mensajeras cada día aumentan el trabajo de Phillips, debe cargar tres livianas cartas de amistades y excelencias del norte como también de los pueblos que nos rodean. Quiero seguir en este camino, marcar a las personas con lo que soy, no por vanidad y orgullo, por supuesto que no. Sólo quiero aliviar sus almas con un fragmento de la mía. Si todo vuelve a mí, confío en la teoría de que tú volverás también. Te esperaré, donde acordamos. He estado construyendo un bote con roble y noble arrayán traído desde Sudamérica. Espero navegar el lago la próxima primavera junto a tus manos ayudándome a remar camino al resto de mi broquel e increíble prodigiosa vida.
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