Ciudades de Papel.

“Te cuento lo que no me gusta: desde aquí no se ve el óxido, la pintura cayéndose y todo eso, pero ves lo que es realmente. Ves lo falso que es todo. Ni siquiera es duro como el plástico. Es una ciudad de papel. Mírala, Q, mira todos esos callejones, esas calles que giran, sobre sí mismas, todas las casas que construyeron para que acabaran desmoronándose. Toda esa gente de papel que vive en sus casas de papel y queman su futuro para calentarse (...) todo el mundo enloquecido por la manía de poseer cosas. Todas las cosas débiles y frágiles como el papel.” (72)


“Me gustaba estar algo apartado de los sofás, observándolos. No me importaba que fuera un poco triste. Me limitaba a escuchar dejando que toda la alegría y toda la tristeza de aquel final giraran a mí alrededor, cada una intensificando a la otra. Casi todo el tiempo parecía que fuera a explotarme el pecho, pero no era exactamente una sensación desagradable.” (259) Cuando te das cuenta que la ambivalencia es natural en ti, y terminas aceptando por resistente que te  vuelves frente a todo lo que pasa en tu vida. A veces tengo miedo, miedo de deshacerme de todo, porque me cuesta tanto dejar ir todo. “Este miedo no se soluciona con ejercicios de respiración. Este no es comparable con ningún miedo que haya sentido antes. Es la más baja de todas las emociones posibles, sientes que estaba con nosotros antes de que existieras, antes de que existiera este edificio, antes de que existiera la Tierra. Es el miedo que hizo que los peces salieran del agua y desarrollaran pulmones, el miedo que nos enseña a correr, el miedo que hace que enterremos a nuestros muertos.” (170) El sentimiento se hace parte de tu rutina. Me vuelvo ágil y experto para que nadie se dé cuenta de una fuga por las avenidas al ánima. “Hasta aquel momento no había llorado por Margo, pero por fin lo hice, di golpes en el suelo y grité porque nadie podía oírme. La echaba de menos la echaba de menos la echaba de menos la echaba de menos.” (190)

“Hablar con una persona borracha, era hablar como con un niño de tres años muy alegre y con serias lesiones cerebrales.” (218) Yo honestamente creo que tienes problemas neuronales, hablar y actúas como daño frontal adquirido. De hecho “Los dos somos ninjas, solo que tú eres un ninja torpe y ruidoso.” (89) Tenemos la misma extirpe, somos iguales pero yo tan quieto y tú con tu fuga a ras de pulso mundial. “Está tan tarado que a veces acaba siendo un genio.” (153)

¿Y cuál es el placer? – le pregunté.
Planearlo, supongo. No lo sé. Las cosas nunca son como esperamos que sean. (95)

Planear verte, planear no involucrarte en mi vida, planificar que me veas sin que yo te vea a ti. Lo que viene contigo, “El placer era observar nuestros hilos cruzándose, separándose y volviéndose a juntar.” (96) Cada vez que nos miramos, ocultamos nuestras almas en una palabrería absurda por el nerviosismo. Pero aunque lo sepamos, es el placer de vernos, ignorarnos, y volver a tomarnos en cuenta. “Margo era – al menos buena parte del tiempo – muy propia de Margo.”(205) Ignoras tantas cosas de mí. Te has hecho la imagen primera que todos hacen de mí a primera vista. Pero soy al final lo que necesitas y tú lo que quiero. “Las personas son diferentes cuando puedes olerlas y verlas de cerca ¿sabes?” (319) deberías saberlo. Cuánto amor podría producir en ti si tan sólo me mirarás más de cerca.

"No te necesitaba, idiota. Te he elegido. Y luego tú me has elegido a mí. – Margo me miró–. Y esto es como una promesa. Al menos por esta noche. En la salud y en la enfermedad. En lo bueno y en los malo. En la riqueza y en la pobreza. Hasta que el amanecer nos separe.” (86)

“Margo echó un vistazo a su reloj y levanto dos dedos. Esperamos. Y por dos minutos nos quedamos mirándonos. Yo observé el azul de sus ojos. Fue bonito. A oscuras y en silencio, sin la posibilidad de que yo dijera algo y metiera la pata, y ella me devolvía la mirada, como si hubiera algo en mí que merecía la pena ver.” (82) Aunque me cueste verlo en mí mismo, ya me convencí de lo preciado que soy y puedo seguir siendo, las multitudes crean realidades que llegan a convencerte.

“Casi puedo imaginarme la felicidad sin ella, mi capacidad de dejarla marchar, de sentir que  nuestras raíces están conectadas aunque nunca vuelva a ver esa hoja de hierba.” (327) Podemos vivir sin el otro después de estos años construyendo nuestra ciudad. Podremos ser vecinos, después de todo, compartimos la región. “Imagino que es duro volver atrás cuando las palmas de tu mano abarcan continentes.” (352) Pero ambos estamos desgastados para arriesgarnos a juntar nuestras ciudades. Por eso te entiendo. Tenemos nuestras manos amarradas a tantas cosas de nuestros mundos personales, que nos costaría tanto ceder parte para lanzarnos junto a la aventura. Irnos y desaparecer.

“Imaginar no es perfecto. No puedes meterte dentro de otra persona (…) pero imaginar que eres otra persona, o que el mundo es otra cosa, es la única manera de entrar.” (356)Tal vez me equivoco. Tal vez ni siquiera mi cara aparezca en tu mente cuando lees mi nombre en cualquier parte.

“Marcharse te hace sentirte bien y es auténtico sólo cuando dejas atrás algo importante, algo que te importaba. Arrancar la vida desde la raíz. Pero no puedes hacerlo mientras tu vida no haya echado raíces.” (280) Quiero hacerlo, salir de esto, viajar lejos de este nudo de sentimiento, pero… “No se me ocurría otra manera de marcharme sin que me arrastraran de vuelta.” (341) Siempre vuelvo donde mismo. Y la única manera de viajar y llegar donde quiero es crear y creer en el mundo que quiero tener, y lo haré, aunque tenga que cartografiar una nueva ciudad de papel.

“Mear es como un buen libro: cuando empiezas, es muy muy difícil parar.” (220) Frase maestra, de este excelente libro. Brillante, divertido e iluminador. 

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