El Maestro del Carboncillo

"Éramos de los que si no dábamos rienda suelta a lo que sentíamos, estaríamos destinados a odiarnos para compensarlo. Tal como sucedió."

Lo pensé la semana pasada mientras en mi vulnerabilidad reabría la razón histórica de mi presunto fracaso repetitivo, al punto inconcluso y elocuente, de retener tu rostro en otro. Detesto verte en las facciones espontáneas de otras personas; cuando se ríen torciendo la cara mientras apuntan a alguien, o tus ojos dispares mirándome fijamente, uno más cerrado que el otro porque eras incapaz de contener la profunda entraña de todo lo que quería decirte, es austera la forma en que un tipo como yo se afecta por las personas azabache, y su bruto instinto inicuo de acariciar su testa. 

Es como si quedaran manchas de tegumento en mis dedos volviéndose el rastro que parezco dejar entre los objetos y los rasgos de otros con tal de pintarlos otra vez en la realidad, aunque sea difuso y abstracto, sé que en ese intervalo me dedico a arrastrar el asta de tu mandíbula y ensombrecer la grosura de tus labios en el intento de opacar el brillo de tu sedoso casco. Para tu desgracia, ya la fineza con la que te veo no es la misma que antes, la ingenuidad se ha encargado de nublar tus mejores características, de las cuales sólo extraigo potencia creativa cuando narro nuevas historias. No hablo de ti particularmente, sino de cada protagonista que ha circulado desde entonces, no puedo extender agonías que no han superado la veracidad.

Éramos de los que si no dábamos rienda suelta a lo que sentíamos, estaríamos destinados a odiarnos para compensarlo, la diferencia entre mis hojas es; que al amarte afino el carboncillo como una navaja que quiebre la faz del gramaje simulando la pureza y delicadeza con la que te veo, y al odiarte, bueno, ocupo el diámetro completo del carbón para atropellar mis ideas sobre el mismo papel. El asunto es este: amados u odiándonos, siempre estuve destinado a trazarte entre carbones, por tu culpa, me he vuelto el maestro de los carboncillos; que desespera en amor y lo repudia una vez que lo obtiene.

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