El bramido

"Quise copiar el bramido del este, y dejarlo entrar a la casa."


Creo que lo estoy logrando. Es una emoción fuerte pero que he disfrutado en el callado rugido de la soledad, pero no de aquella evitada por temor, me refiero a la que soporta el descubrimiento de aquello que ni siquiera sabías que estabas buscando, pero ahí, en el transcurso de los meses he podido concluir que el bramido silente de paz se desprende en cada rincón del hogar que estoy construyendo. Ahora entiendo la fantasía en la frase de "el hogar es donde tú estés" porque es certero... al inicio es difícil, al igual que todo en nuestra vida humana, pero no te vencerá, cuando sabes que es lo que debes hacer sólo debes lanzarte y vivirlo, a mí me tocó aprender a escucharme y atreverme a hacer lo que deseaba y no hablo desde lo impulsivo, sino, de esforzarme en lograr lo que pensé para mi felicidad... a los 27 años creo que descubres tantas cosas... después de su tradicional crisis vienen las revelaciones más poderosas, en mi caso fueron sin dolor, sin remordimientos ni bajezas por las que muchos jóvenes pasan para darse cuenta de lo que necesitan genuinamente para ser felices. Bienaventurado me siento entonces cuando todos quienes me conocían se sorprenden por lo que he ido logrando, el secreto de la sencillez.


Ya tengo planes ¿saben? al viajar a casa traeré conmigo el decenar de posesiones para seguir equipando este espacio que no sé por cuánto tiempo me tendrá, pero, francamente no me interesa pensar si me tendré que ir en algún momento, porque, seguro será, pero ya no más pensar en ese futuro que no te favorece, que arranca los planes y sueños antes siquiera de intentarlo.

El coffee bar ya está previsto, tiene su espacio sagrado en casa, al final, nuestros días deben estar embriagados por la satisfacción de que fue un día vivido por esos pequeños actos que te contentan, hasta sumar el millar de granos de arena que ostenten tu dicha en el futuro y te des cuenta de ello. A lo que iba con el coffee bar, es que es un toque insignificante, tal vez monono cómo diría un tío bromeando, pero me hace feliz, saber que con una taza en la mano y cerrando los ojos, sentiré el calor del día por la ventana, una brisa blanca directa de los montes y viajar recordando lo que vale la pena. Creo que lo estoy logrando, logro vivir sin miedo al fracaso porque estoy demostrando lo que puedo llegar a ser, me tocó una salida muy distinta a la de mis padres, por eso no pudieron aconsejarme, más aquí estamos otra vez, en el sur un domingo con 30° C pero con nubes cargadas a punto de estallar, hoy es, es el espacio, es el momento, es lo que sientas, es lo que piensas, es lo que debes construir para ser dichoso, y a mí me concilia conmigo mismo el bramido de las montañas y todo lo que sus bosques puedan producir y contener, por eso, los dejo entrar a casa.

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