El Clado

¿Puedes bailar en la profundidad conmigo? 


¿Eres también de los que baila en la profundidad?, de seguro no sabes qué aprendiste primero, nadar o bailar bajo la tormenta del mar, sea el importuno origen, nos toca deslizarnos por las corrientes insondables para avanzar. Somos quienes no pudimos revocar situaciones y aprendemos a seguir respirando ahogados bajo el agua; algunos inventarían el concepto de evolución psicobiológica emocional, a lo que yo simplemente llamaré como cotidiano. Somos los que miramos hacia abajo y vemos una oscuridad más absorbente que ésta, la misma que vamos aceptando lejos del miedo, porque metros arriba pensábamos que esto ya era lo más hondo. 

¡Qué fiesta la que se vive en ascuas de los radares! naturalizamos el rigor porque ya vivimos en el lugar donde la presión desaparece al incrementar. Imponentes, pacíficos, oscilantes y fuertes, las propiedades destacadas en quienes pueden hacerlo. Danzamos acorazados y reímos con notas altas, callamos para no revelar nuestra ubicación y evitamos lamentarnos para hacer esta profundidad más absorta. 

Sea nuestra posición, aprendemos a cantar taciturnos en la envoltura de las aguas, llamamos por las ondas del torrente, al amor y su defensa impartida por quien obedezca a ello, y aunque fuera necesario en el navío de los océanos, convocar al clado que nos vio ser para ver si esta vez logramos entender por qué.

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