En la Cabaña
"Porque cuando se da el punto del momento, siento estar sobre la faz de la tierra para bordar el firmamento con los sueños que aun tengo que cumplir."
Acarreaba el centenar de ramas en medio del silencio sin importarme cuanto irrumpiera el ambiente, ya que, el crujido de las hojas a su paso inmediatamente era silenciado por el mutismo del bosque. Crucé las mil trabas del camino hasta abrirme paso en el páramo nítido e incontenible en medio de todo. Apilaba los gajos mientras los quebraba secos al desojar las ramas más gruesas, era eso, o castañear los dientes en el temporal que estaba a punto de desatarse. Algunos no corremos riesgos innecesarios, ¿verdad? es por eso que todos los cardinales avistados comprobaban la señal de los estratos.
Me quité los bototos y pendí la parca en el dintel de la puerta entre tanto suspendía los brezos de la soga y así se secaran con el sol poniente. Colgué la caldera sobre las brasas centellantes para esperar el agua en un costado de la sala, el momento se acercaba a su punto. Hoy se cumplen 27 años desde mi primer aliento y ha sido un día distinto en muchas maneras, primero recibí de mi mamá un mensaje que dice todo lo que siempre necesité escuchar. Ni que fuera planeado, desde tierras inglesas abría un postcard de una entrañable amiga, la jornada de la mañana había salido perfecto. Llamadas especiales porque fueron hechas por personas espectaculares. Simples actos que comprueban un valor.
Desganché el asa de la taza en el muro llevando el termo bajo el brazo hasta la mesa de café. Partí el Hershey's sobre la piedra laja para sumagar el aroma de cacao acaramelado en el aire, y así sólo 1/4 fuera fundido por el agua caliente. Escribía un par de rimas para hilar lo que sería una obra digna de blogger, incluso daba sorbos consecutivos para emparejar el instinto creativo que me embargaba cada decena de junio... el reflejo del notebook en el ventanal ya me indicaba el punto del momento.
En realidad no sé cuántos son lo años que me aguardan en el apogeo del tiempo, pero espero que sean sencillamente extraordinarios como hoy. Sin celebración, pero si con una gran conmemoración. No sé si me esperan solos o acompañados, pero sé que continuamente alguien estará ahí pensando en mí, y con ello, estaré acá esperando con dos tazas recién servidas y listas para escucharnos en una cabaña aunque estemos rodeados de personas y en medio del soez mundo, porque cuando se da el punto del momento, siento estar sobre la faz de la tierra para bordar el firmamento con los sueños que aun tengo que cumplir. Literalmente, llevo la cabaña conmigo
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