Irascible
"Lo único que despierta la ira de lo apacible. El grito afónico de una inocencia culpada por lo que debió ser, más nunca será."
Tomaré lo que me dijiste ayer como una cita. Aunque los dos nos
hemos vuelto expertos en el juego, sabemos que nunca podremos ganarlo. Tus
palabras ayer fueron un cruel sarcasmo del cual ya estoy vacunado, pero nunca
listo. Y cuando regresaba a casa me ardía el cerebro por la cobardía de no
haber gritado ‘claro, no hay problema, allí estaré’ porque sé, que, aunque
quisiera decírtelo y aferrarme a ti, no podríamos llevar las vidas que hemos
elegido. Sería mucho pensar que dejaríamos nuestras vidas presumiblemente
ordinarias y nos lanzaríamos de pique a la vida que el amor crea, pero ¡qué
idiotas seríamos! Pateaba las piedras de sólo pensar en la oportunidad que nos
es arrebatada cada día al despertarnos, sinceramente, me hierve la sangre
cuando comienzo a intentar responder las preguntas del ¿por qué yo?, ¡por qué
esto!, y respaldar la injusticia impuesta sobre mí 'sabiendo que soy tan bueno y no lo merezco'… de seguro si no me
conoces no entenderás si quiera algo de la realidad, no juzgues, sólo lee.
Prometeríamos nunca cometer los
errores de nuestros padres, y nos esforzaríamos uno a uno para demostrar cómo
se ama de verdad. Pero llegamos tarde a la venta de esos tickets. Íbamos en
filas opuestas y en algún punto exacto como ayer, nos topamos para ser
escuálidos amigos de las circunstancias, y si no es un compromiso, una tristeza
o algo de gusto de tu parte, simplemente no ocurre.
Y cuando se abre la puerta negra,
siempre afloran recuerdos encadenados a la tragedia sobre la cual siempre soy
héroe. Como las temibles confesiones sobre la gran falla del cual no soy
culpable, las mentiras que nunca debí decir para protegerme o las ilusiones
falsas que sin querer plantaba en algunas personas. O por mucho tiempo haber
creído que odiaba a esa persona tan importante en mi vida, que por más me
esforzaba en sorprender nunca logré producir un orgullo por mí. Y ¿qué me queda
entonces? Correr como en los 17, tratar de huir de una dimensión que es la
única existente claro, y que llamamos vida. Mas quien se detiene a pensar más
allá de lo evidente, muy pocas personas, y cuántos logran mantenerse ahí para
ti, muchos menos. Por eso son los mejores…
Pero no están en momentos como
este. En que la ruta de 15 minutos parece alargarse sin que nadie la
detenga, y hablaras solo queriendo quebrar el pavimento con la mirada, y lo más
cómico de esto, es que nadie ve la tormenta que se ha desatado dentro de ti, y
obvian la ayuda. Y tampoco podrían en realidad, es un problema sin resolución,
abierto para que cualquiera se haga el valiente, pero todos mueran en el
intento. Pero sí dejo que el resentimiento, el odio a la situación y la
frustración se encarguen de mí revertiré a ser un prisionero que no recuerdo
ya, porque siempre crecí en la libertad y de la misma siempre he sido esclavo.
Por eso no tengo otra opción, sino, correr como el caballo sobre la nieve,
intentando luchar para no detenerse, viendo en círculos como la situación una y
otra vez nos cercan, sin esperar una ventaja. Prometo que esta es la única
situación que me vuelve irascible, la que despierta la ira cuando alguien me
encierra sin tener el derecho a hacerlo, y con osadía presuntuosa creer que
puede enseñarme algo que ya sé hace bastante tiempo, rodeado de pura inocencia.
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