Avenero
"... Pero si sé qué es lo sencillo de amarse."
Cómo te digo lo que me aqueja a
veces, si sólo podemos hablar entre miradas perdidas. Te conté el hecho de que
a veces pienso en acercarme descaradamente para abrazarte esperando que, en un
arranque y milagro cósmico, me estreches también contándome tus penas igual.
Pero es el desafío que ambos tenemos en este nuevo ciclo, parte de crecer y
estar lejos, ¿no?, ¿será que tratando de alcanzar nuestro futuro nos topemos en
la calle de la felicidad? Parece que todos estamos perdidos en un sentido
abierto de nuestra vida, caemos en barricada cuando alguien está descubriendo
lo que no queremos compartir, ahora escribo sentado en el pasto imaginando que
me sorprenderás hablando de ti, aunque no quieras.
Durante estos 7 días, o mas bien,
mañanas, he tenido una rutina sana, ya sabes que me preocupo por eso, vivo para
vivir, no por trabajar o estar preso de las obligaciones que siempre me
persiguieron, siempre he querido escapar del pasado que en realidad nunca me
atormentó, pero sabes lo cansador que es estar al acecho y pidiendo permiso
para vivir tu propio día. Al desayunar te imagino ahí de pie echando un vistazo
detrás de la ventana. Te explico lo feliz que soy, la familia con la que vivo
es vegetariana y si todo sale bien, este año finalizaremos siendo veganos. Si algo
que no puedes imaginar, ¡ellos lo hacen! ¿Has probado la mantequilla de coco? ¡La
hacen! Cosechan sus propias frutas algunas verduras y preparan sus propias leches,
y no hacen fideos porque no tienen la maquinita te lo aseguro. Pero como sea, me
encuentro cómodo, contento. Llegó mi momento de tirarme por la borda de la
independencia, y estar atento a los resultados, siempre estuve preparado para
algo que temía enfrentar, pero en realidad ni sabiendo todos los manuales
aprendes tanto como lanzándote y reaplicando bajo tu ley lo que una vez
entendiste.
Le tengo pánico al trabajo. Odio con
el alma estar encerrado en una oficina, detrás de un computador tecleando por
sinergia las ideas que debería estar explayando para ser feliz yo y a quien me
rodea, pero qué cosa es estar pendiente de ti aun sin verte siempre, porque
tengo esa necesidad compulsiva de sorprenderte cuando te veo, pero francamente,
no sé cómo.
No caí en cuenta hasta esta
semana; para mí, el desayuno y la once son muy importantes. Y un gesto loable
para líneas escondidas de Shakespeare creo que es el que he presenciado estos
días. Ambos amantes se turnan para preparase el desayuno. Hablo de una alianza
implícita de moler la avena y prepararla para hacer la leche, de moler una palta
o agregar los cereales y semillas para el quaker, de salir a buscar los huevos,
mientras el otro exprime la naranja con el jengibre. De verdad seré tan patético
que considero esto como un signo del amor, ¿en serio? No alabaré esto al punto
de afirmar que es algo descomunal, porque no lo es. Pero si se que es lo
sencillo de amarse. Pero ¿sabes más? Tomo once solo porque la familia con la
que vivo no está acostumbrada a comer después de las 6. Y ahí es donde entras tú.
Tal vez si nos diéramos la oportunidad terminaríamos preparando implícitamente nuestra
once. No me cabe duda. Por tu atención melancólica, y mi antelación flemática, seríamos
buenos compañeros de once. O amantes, como quieras aceptarlo. O ambos mejor. De
hecho es lo mismo.
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