Gratitud
"En las aguas de la gracia, sumergido fui. Y ahora me tocó nombrar a otro para que descendiera también en el lago de la vida imperecedera. Y ante esto, mi gratitud será por las eternidades sin fin."
Varios nos congregamos alrededor
de las aguas para presenciar el renacimiento de un alma. Con una vida común y
ordinaria, no dimensionaremos nunca la influencia que uno tiene sobre quienes
le rodean, más ahora si puedo percibirlo. La Lluvia y su invitado audaz,
sacudieron de sus ramas las hojas perennes que decoraban la faz de las
corrientes, creyendo que, en el leve movimiento de las aguas, se hallaba un
tormentoso mar comparativo para ellos. Para algunos será ciencia sabida, pero
cuán genuino y puro es el sentimiento; de ver cómo decenas de miradas aguardan
expectante el desenlace de la perseverancia y el ruego silente enlazados
durante diez meses para que esto acontezca.
De pronto, el papel me pidió
enunciar su nombre preparando una voz grave y profunda para conmover a la
emoción que se sujetaba a mi garganta y enfriaba mi pecho de regocijo.
Lentamente, las aguas, comenzaron a abrirle paso despejando a las hojas
insumergibles de cuatro colores desprendidas del equinoccio recién pasado,
quedando rodeada de hermosas formas tras la presencia de los arboles mayores a
la rivera del torrente. Sus tobillos habían desaparecido por la extensa túnica
guindo que le cubría temporalmente y adentrarse a su nueva crisálida líquida.
La dama de porcelana piel, soltó su largo cabello risado que brillaba con
destellos de oro ante la inminente promesa eterna que estaba a punto de
sellarse en el fondo del regato incólume. En un instante mis palabras cesaron
al ver una mano alzada al cielo, por un ministro a punto de iniciar el momento.
Elevó una plegaria breve y austera que combinó en cerrar los ojos de todos los
presentes, escuchando el sol entibiar la superficie del arroyo, y el canto
sempiterno de las aves en el racimo de los granados.
Llegado el momento, cubrió su
nariz y dando una bocanada de aire cerró sus ojos, en tanto, yo habría más los
míos para presenciar la escena genuinamente y se quedará este marco por el
resto de mis días. Fue entonces, cuando el hombre la inclinaba hacia atrás
paulatinamente y ella fue sumergida en el agua por unos segundos, dejando en
esa tumba traslucida un pasado y aceptando una nueva vida en el Dador de esta.
Estaba tan contento, que mis lágrimas se suspendieron al instante para recibir
en medio del estanque a una nueva criatura en la fe. Mi esperanza y todo
esfuerzo fueron allegados a un corazón que escuchó y aceptó una invitación
generosa de tomar asiento en una mesa de plata pura de muchos kilómetros de
longitud, y sin embargo que nuestra vista la podrá abarcar toda, puesta con
finos panes, almendras, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas; entre
estos detalles, cenaremos gozosos en un futuro lleno de certeza y entereza.
Esperé que muchos rostros
sonrientes y anhelantes se acercaran al borde del arroyo para abrazarle
mientras salía a tierra seca. Aguardé un momento cariñosamente apartado para
estrecharle en un abrazo fraterno y gratitud por su decisión. Tomé distancia
para volver a mi lugar sobre el tronco improvisado como podio y continuar con
las partituras de la ocasión.
Deseo de todo corazón y en lo
más completo de mi alma, que pongas tus ojos fijamente en el Sol de Justicia,
no mires hacia atrás. Ama el adventismo con todo tu corazón, ama la verdad con
toda tu mente y ama al Hacedor con todas tus fuerzas. Vendrán deudores del
amor, pero no te apartes nunca, del Amor que inunda el cielo y sostiene el
universo entero. Que la Misericordia y la bondad te sigan todos los días de
tu vida.
|| Gracias, por hacer realidad mi
sueño. Gracias por ser un canal e instrumento. Gracias por aceptar mi mensaje.
Gracias por traerme este año. ¡Gracias por amarme tanto y esta tremenda
comprobación!
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