El Traslador
"No hay persona en el mundo que no desee tener un traslador del tiempo. Algunos eligen retornar en los movimientos ocultos del sol para deshacer lo que no previeron, otros para controlar las variables desconcertadas en el plan actual, y quienes sólo quieren cerrar sus ojos para anticipar la felicidad que tanto trazan en las decisiones diarias. A todos ellos, les tengo la solución fabricada."
Ayer pensaba en la dicotomía del
tiempo. Lo repulsivo de saber lengüistica, es que precisas claramente cuáles
son tus fallas verbales, y la peores, las gramaticales. Admito recurrir mucho
al fenómeno que causa la palabra 'Tiempo' y su sobreuso en la mayoría de mis
escritos. De hecho, creo que está presente en el centenar de escritos ya
narrados. Si miramos la línea del tiempo, sabremos que, del Pasado, al Presente
y al Futuro (o Puturo, no entiendo por qué dos de los tres tiempos comienzan
con P y la última no.) existe un hilo conector incomprendido que nos hace
desesperar buscándole el sentido al propósito del tiempo.
En un libro definidos los excesos
de esta abstracción concretizaron que la depresión es el exceso del pasado, el
estrés el sobreuso del presente y el futuro la exageración vuelta ansiedad.
Interesante es que algunos nacemos mayormente predispuestos a ser acribillados
por la duración incircuncisa de la vida. Pertenezco al grupo que ha trascendido
por el trio indetenible y ha perdido la invitación en los tres excesos, sin
embargo, aquí estoy, igual de vivo y bien parado.
La introversión al peligro volcó
a quienes la resguardan, echamos mano a los tres gallardos de la historia para seguir
componiéndonos a lo largo de nuestra existencia. Encerrados en el silencio de
los pensamientos, se halla la guarida de los tres resultados señalados en el párrafo
anterior. De una manera inexplicablemente natural, los introvertidos vemos la beldad
esparcida en las eras del tiempo en el incansable objetivo de hallar el sentido
que nos haga despegar de ese estado actual.
Y nadie puede mentirme. No hay persona
en el mundo que no desee tener un traslador del tiempo. Sobre todo, los
extrovertidos impulsivos y escandalosos que se han arrepentido de tanto, y les
dificulte reconocerlo. Algunos eligen retornar en los movimientos ocultos del
sol para deshacer lo que no previeron, otros para controlar las variables desconcertadas
en el plan actual, y quienes sólo quieren cerrar sus ojos para anticipar la
felicidad que tanto trazan en las decisiones de sus diarios.
Por mi parte, prefiero quedarme
donde estoy. Ya sé perfectamente como funcionan los engranajes de esta magnitud.
La diferencia está en que yo fabrico los trasladores que la gente a mi alrededor
necesita. En serio, es un talento, que presumo por primera vez en líneas escondidas
como éstas. ¿Quieres sumergirte en los recuerdos? Buu soy un experto. Memoria
fotográfica expuesta ante el detalle de los momentos, añoranzas y nostalgias
son los remos que puedo enseñarte a usar para retroceder y encontrar lo que perdiste
y así restaurarlo en el presente. O tal vez, gustarías de observar detenidamente
los hechos que pasan a tu alrededor y develar los factores que inconscientemente
ignoras y al ensamblarlos, resuelvas la dificultad en cuestión. Y mi
especialidad: ayudar a descubrir lo que en verdad quieres. Idear lo que viene
de forma segura sin preámbulos, dejando espacio para el error, claramente, ninguno
es vidente, pero si un excelente planificador. Preguntas, respuestas, hackees con
la mirada y en los espacios en blanco de una conversación, son los timones que
permiten trasladarte entre los sitios que conforman la abstracción del tiempo;
la magnitud física que todos deseamos detener en algún momento, pero que nadie
puede controlar.
El pensar tanto es mi tragedia,
pero vaya, cómo le he transformado en oportunidad.
– “Pasa, Bienvenido a mi
taller.
Vaya forma de describir el tiempo y sus diferentes consecuencias, hasta sonó a física cuántica, excelente escrito
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