Kalon

¿Qué más puedo pedirle al ahora? hace un año fui deteriorado por la replica misma de la Ilíada, quién se prepara alguna vez para quedarse acostado mirando como la carne se te cae por las lágrimas, y el ácido que recorre el interior de tus arterias mordisquea la frustración que no deja más que cenizas a su paso. Quise callar un tiempo, porque no tenía voz, no tenía algo que decir, y siento que ahora puedo comenzar a enhebrar silabas otra vez para coser un discurso deshilachado, que no terminaba de tejerse, hasta se rasgaba y callaba mientras encontraba la punta de aquella hebra. Fue por cierto, in ciclo mesiánico, de silencios y cumplimientos, hasta que hoy un hombre de barba cargada, tumbado en un teclado puede narrar otra vez el esfuerzo que posee.

Y ¿si mañana no estamos? ¿Qué nos llevamos? ¿Qué dejamos? ¿Qué hicimos? ¿Cómo sabremos si lo que hicimos realmente fue vívido? Eso es justamente la respuesta... no sabremos, no tendremos idea, por eso, son ciertas todas las frasecitas de vivir el hoy, porque es el presente del tiempo, y por eso se llama así; un obsequio dado para cada ser viviente.

Es que me di cuenta. que sin rumbo, y con el dolor aún en la médula sonriente, hallo kalon (1) donde deseo contemplar, no es el mirar, no es el forzar la vista para admirar todo lo que te rodea, porque hay cosas horrendas también que no tenemos porqué mirar, es contemplar aquello donde sabes que encontrarás la espontánea belleza que necesitas para aliviar la quemazón de tu sangre, 

Es echar redes cuando está agitado el volumen de los peces, o abrir la ventana en una noche de verano para respirar una bocanada, caminar mirando el crecimiento de los cipreses, ubicar el origen de un silbido aviar y discriminar su especie en pleno vuelo o sosiego. Acostarse cuando lo has esperado todo el día, comerte un chocolate solo caminando hasta la casa, o cantar llegando al tono correcto de la pista delante de la melodía, 

Kalon, es mirar donde no vieron los demás. es comprimir la belleza en energía para seguir descubriendo.

(1) Del griego, aquella belleza que se percibe más allá de lo superficial.