Febril

"Planear boca arriba o empujar boca abajo."


Parece ser que algunos no estamos destinados a pisar las nubes. Por más que tratamos, y depositamos esfuerzos en alejarnos de la superficie en plenitud, debemos detenernos en la altura que no queremos. Es estar cerca, pero nunca alcanzarlo. Es hermosa la vista, lo lejano, lo que a la distancia en sus cuerpos parecen intocables al punto de desvanecerse como una silueta imaginada. Otras veces, el impulso afiebra mi frente y mis manos, empujándome a saltar y planear hasta estrellarme en un lugar desconocido, siendo el peor desenlace escrito: sobrevivir a un cuerpo quebrado y fracasar en el intento de detener el ascenso en vano. 

Por momentos siento que lo estoy logrando, y cuando me subo arriba de algo para ver mejor, no es el sentimiento que mi anhelo prometía, con descaro me quedo parado sintiendo la nada en sí misma. Se ha disipado el sentido, desvanecido el aliento, y aunque más cerca esté de la estratósfera y su baja oxigenación, el fin nos adormece hasta envolvernos tibiamente en un alud. Pienso que el desenlace misericorde que se me puede otorgar, es dejarme quieto mirando una altura que no podré alcanzar, y el amargo sabor de haber estado cerca.

Son intentos ¿sabes? son pasos al aire cuando nadie te hace flotar, romper tus pies por las zapatillas de plomo y esperar el triste refrán que musitarán los silbidos del viento. He aquí el asunto: quedarme dónde estoy o empujarme por la fiebre.

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