Obed

 "La mano del Altísimo contigo. La fortuna de tener una aya."

F. Dostoievski dijo: "Amar a alguien, significa verlo como Dios lo quiso" y desde el comienzo de mi tiempo, he sido extraordinariamente amado, protegido y valeroso a los ojos de quien siempre supo que, en mi adultez necesitaría recordarlo continuamente para que nadie se atreviera a afrentarme. Mi Ita, quien ha sido mi aya desde siempre, quien me mostró el camino de la fe, actos de humildad que nadie percibiera y su incondicional compañía se han convertido en los reflejos del amor de Dios hacía mí, quiero expresar mi más profunda admiración y amor a quien atribuyo quien soy hoy, una de las dos personas en el globo que son capaces de mirar a través de mí, que veía desde niño mis desventajas y presumió lo que vendría en mi juventud y adultez cuando tuviera que valerme por mí mismo. Hoy a pesar del dolor, estoy profundamente agradecido por lo que recibí de sus manos y voz, que con sus enseñanzas y unión estaremos eternamente enlazados incluso perdurando en las eternidades sin fin, cuando Jesús cumpla lo prometido y vivamos con él por siempre jamás, en gozo, paz y libertad.

Se me ha restado la oportunidad de amar, pero aun así en este valle actual de tristeza, reconozco ante el mundo entero que sí conozco el amor, porque ella así lo hizo, y eso es lo que honraré todos los días de mi vida; sus conversaciones, sus recetas, sus recuerdos, sus técnicas artísticas, son tesoros que portaré en los confines de mi memoria hasta la segunda venida que me inspiró a esperar por fe. Hoy comprendo, que cuanto más abrazador el dolor del crisol, más brillante se torna la esperanza.

Sí, Dios me convirtió en Obed, un nieto profundamente amado por su abuela, quien fue su aya y lo hizo merecedor de amor, aunque él no lo viera, y que, en el camino, sin ver futuro, le permitió convertirse en 'siervo suyo', en el día de mis infancias, pudo mantener mis ojos abiertos y resplandecientes, expectantes a lo venidero.

Rut 4:16 "Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo." NTV.

Es este mi consuelo cuando llegue el momento de despedirnos en esta tierra, abrazarle por última vez y cantarle al oído el himno que aprendió cuando era niña en el coro de niños de su escuela. Eterna vida a este amor que nunca percibió fronteras y que perdurará por los siglos de las edades eternamente.


| Obed, del hebreo transliterado "siervo de Dios", "el que adora a Dios", "El que sirve".

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