Febrero 28, 1873

Sin duda, las cartas han agravado el latido de las personas, este último año y sobre todo el mes que terminó asustan los tímpanos por una posible pugna entre hombres viejos y orgullosos que se conocen y que hacen morir a hombres jóvenes inocentes que no. Al parecer es algo inevitable, me causa temor perder nuestra comunicación, por esto es que puedo enviar esta carta atrasada rompiendo el ritual de cada 28F. 

Como supiste por mi hermano, mi salud ha decaído por sobre esfuerzo, mi mente se ha debilitado un poco con el gargajo del futuro y un gramo de soledad que se esparció por estos dos últimos años. No negaré que existe un temor a la incertidumbre y que al menos el tratamiento que recibo en el sanatorio ha dado frutos y me siento reestablecido. Ya sabes, desde niño siempre tuve nervios frágiles, por eso prefería no moverme, a no ser, que el tranque fuera nuestro destino y los árboles las torres que deberíamos sortear para la victoria. Debido a mi enfermedad se ha visto pospuesto mi cargo como académico, el médico ha sido estricto, claro y cordial debo aceptarlo, extendiendo su generosidad incluso me dejó en manos de un especialista que fuera guiando mi proceso. Me recuperaré, estoy seguro, Dios se encargará de mí como lo ha sido siempre, por eso no alarguemos tinta en esta línea.

La semana pasada siguiendo la prescripción médica; aire puro, familia y alejarme de la laboriosidad, la vejez de mi padre se asustó y despertó ese lado paternal que escabulle con frecuencia. Cuando fue a verme vi en sus ojos el brillo de un recuerdo de su primogénito de 5 años parado enfrente de él perdido hace 1 hora y que acababa de encontrar. Hicimos un viaje en carruaje por los campos del bastión, la gran herencia mejor conocida como el 'brote del oro colgante', plantaciones de árboles membrillos centenarios que se han cuidado solos, el trayecto fue tan apacible, creo que te hubieras dormido a causa del vaivén, el viento del verano sureño, las nubes que seguían el galope y la gente que cada vez era más amable y sonriente. La casa de sus tías fallecidas ya estaba abandonada, muy pocos muebles y entre ellos artilugios de la casa en una cocina antigua, a fogón colonial, mi curiosidad se agitó a tal punto que con mi hermano, mi papá y unos tíos, abríamos cajones y recorríamos lo que quedaba de sendero a causa de la foresta descontrolada. No pude contener mi emoción ante tales piezas de sus épocas, así que reconozco haber preguntado por la posesión de dos cucharas, un tenedor, un cuchillo, una cucharilla y una bombilla de mate de bronce, que felizmente retengo en la casa hasta encontrar la mejor posición posible. 

Mientras tanto en mi hacienda se quedó mi hermano menor, el último de nuestro linaje en ingresar a una carrera que le permita sostenerse y comenzar su destino, te sorprenderás, ha escogió Ingeniería Civil como campo de formación, así que tendrás a un académico cerealista, un teniente, un ingeniero y bueno, a una duquesa felizmente casada imponiéndose en el norte como tus amigos de infancia. 

Quería dejar esta noticia al final, porque he querido posponerla incluso en mis vigilias, Phillips falleció  en agosto pasado, no pudo soportar el malestar de su pulmón. Como sucesor natural J. L. Marshall quedó como gerente, hasta el momento ha manifestado ser leal y prolijo en su labor. Emma, está entristecida, tal vez viaje la semana entrante a la finca para estar un tiempo y de allí irnos al sur para que pase sus últimos días en paz con nosotros. 

La guerra ya no tiene rastro ni pisada, sólo unos pocos resentidos que se resisten a lo inevitable. Estoy bien, tranquilo, confiado en lo que vendrá. Retomaré la escritura, he mandado a confeccionar un escritorio de viaje. Eso me ayuda en estos tiempos de resonancia.  Deseo verte pronto, por favor, toma cualquier transatlántico que puedas, trae a los tuyos, el tiempo es corto pero tan valioso. Persevera por ese mundo mejor que viene, 

siempre tuyo, FZ

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