El Símbolo

"...esos momentos que hacían que nada más importara porque eso era lo importante, y eso, te hacía feliz."

Tanto tiempo sin salir ha sometido a muchos a pasar horas consigo mismo y sólo dejando que la conciencia y la memoria hablen de un diván a otro, en mi caso y contra todo pronóstico, no ha sido así, hasta ayer. Un día de pausa y completo silencio me animaron a escribir estas lineas en relación al símbolo que representa la niñez, hablo de nuestra infancia, en serio, creo que algo en esos septenios marcaron nuestra vida alegre e inocente, y no me avergüenza decirlo, pero en mi caso y con 26 años comenzando la etapa de joven adulto, debo aceptar que mis mejores recuerdos lo acreditan huevos de pascua. Hoy parece ser algo vano, pero cuando eramos niños, todo lo que nos alegrara era vital, las cosas que importan realmente no importaban en absoluto, sólo vivíamos porque todos los días teníamos la oportunidad de hacerlo, y henos aquí siendo lo que somos, porque nuestras luchas, ganadas o perdidas, han hecho quienes vemos en el espejo cada vez que nos lavamos la cara.

Quienes me conocen saben que no lo hacen completamente, evito narrar el pasado porque no tiene sentido, sino, sólo entristecernos o cooperar para hacer de otros mejores personas. El presente, en realidad no sé, yo en lo personal siempre me exijo estar mejor, sentirme más autónomo de lo que era ayer, y mirando desde lejos la autosuficiencia que tanto asumí siendo niño.

Sé que el sentido de Semana Santa es religioso conmemora un acontecimiento que marcó el destino de este mundo, pero vamos, ya lo hablé en el párrafo anterior, cuando era niño, uno sólo se centra en lo que entiende, por lo tanto, sólo esperaba esa fecha porque a medida que se acercaba todos los supermercados, T O D O S ellos, anunciaban la mejor época del año, armando un pasillo central sólo de huevitos, conejos, canastas, zanahorias, y decoraciones de pascua, y eso era lo máximo, entrar y quedar mirando para arriba viendo todo lo que colgaba, tantos tipos de envoltorios y marcas, el huevo gigante relleno o con sorpresas, todo eso cobraba sentido con el chocolate. Lo más chistoso, es que pasaba varias veces por el pasillo, no me cansaba, y hacía todo lo posible para que mis papas fueran a comprar al super que estaba al frente y ver otro pasillo distinto con la misma magia. 

Tengo los mejores recuerdos de eso, no los expondré aquí porque ya saben. Pero ahora lejos de casa, puedo encontrarme y recrear esos momentos que hacían que nada más importara porque eso era lo importante, y eso, te hacía feliz. 

|| Si, en realidad me da un poco de vergüenza compartirlo. 

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?