Refrigerio

"La vista es hermosa porque la vida está siendo bonita hoy. Este episodio es mi refrigerio en medio del desiertoinnagotables oportunidades circulando en este descubierto valle llamado Misión."

No sé si será el punto más alto al cual llegaré en mi vida, pero es una cima muy bonita. Ser voluntario y siervo en tierras extranjeras es la oportunidad, que asimilo, se convierte en una bendición demasiado grande para una sola persona, cuando más de uno estaría dichosamente invitado a esta mesa. 

Salimos apurados de casa, nadie estaba completamente listo, amenazaba la lluvia y sol bravo a ratos, pero aun así comenzamos a subir la loma inofensiva entre risas. Sin embargo, ya he preparado una bolsa con mucha comida, como no sé el largo del trayecto, junté unas semillas, corté frutas y cocí verduras para alentarnos camino arriba, después de todo, somos 20 desconocidos a un ritmo desconocido, persiguiendo un similar sueño. Entre más pasos doy, más lento siento ir; trato de forzar a mi memoria, literalmente fotográfica, para en esta servilleta intentar retratar a cada uno de estos seres nobles que recibieron el mismo llamado que yo. Entre polvo y desorden, muchos ríen mientras otros se apartan para capturar miradores, otros se quedan sentados sobre el pasto, y aun así siento que nos movemos, nos detenemos aun cuando cada cuerpo está avanzando, cada uno de estos jóvenes tiene un talento maravilloso, un humor único de los cuales pretendo aprender mucho. Para variar tengo temor de equivocarme, pero lo tengo porque exagero pensando que me costará la caída por alguna quebrada colindante. 

La gracia de esta caminata sendero arriba es que existen muchos turnándonos a llevar el bolso, una del grupo puede llevarlo sobre su cabeza mientras salta en un pie, otro lo arrastra, dos pueden ir lanzándolos como si fuera tenis, un trío inseparable podría omitir la comida y ocupar el canastillo para centrifugar piedras. Pero qué difícil es escucharles y ser parte de sus propias rutas procurando que se mantengan todos a la vista del asenso. 

La vista es hermosa. Podría exagerar diciendo lo perfecto que es, pero es sólo eso, hermoso. La mesa nos esperaba mojada por la garúa de las mismas nubes capturadas por las montañas. Abrí la bolsa y distribuí la comida que se hallaba dispuesta a cambiar nuestras vidas en una tarde (el hambre permite ser feliz cuando se acaba). Definitivamente esta experiencia se ha convertido en mi refrigerio en medio del desierto, aún en la incertidumbre de quizás retornar a él. Ese mismo pesar que transité repetidamente en mi mente; la tortura que somete a mi camino, es opacada por la compañía de estos jóvenes a los cuales no tengo pavor de invitarles a contenplar lo que estoy viendo, porque me estoy acostumbrando a eso; A admirar lo bonito de la vida, en cada rincón, lugar y persona que me rodea. Lo que veo... uff.. si tan sólo vieran lo que yo... belleza sin par e innagotables oportunidades circulando en este valle llamado Misión.

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