D U L C E ° A M A R G O R
"¿Por qué púrpura? Porque eres más que los rayos ultravioletas; a través de ti puedo mirar el sol sin dolor... ¿Por qué amargor? porque algo pasa entre tu boca y mi aliento que todo se vuelve dulce."
¿Por qué no te
dejas querer? Lado a lado de tu mente desconfiada está este principiante en el amor.
Me temo que es una preparación sencilla, pero intencionada en la máxima pureza del
intentarlo. Ya quiero mostrártelo y
sorprenderte con esto que llevo planeando hace unos recetarios atrás. Me temo
que en esta sala debes aprender a botar lo que no resulta y volver a incitarlo
hasta que quede como esperas. Sé que te sientes en soledad y lo siento, pero
mis canciones entonadas mientras camino de muro a muro no son demasiadas
fuertes como él. No puedo ser él, ¿verdad? Me encantaría ser ese chef que ves
en la televisión o ese feo de tus revistas, pero felizmente no lo soy, porque si
no, sería un imposible para ti… más aun estando a tu alcance permanezco
revisando tu decisión a punto de quemarse…
Me atoraba con el polvo seco del chocolate en mi garganta. El efecto
suspendido del aroma y su peligro de morir ahogado… aunque no sería una mala
muerte, creo. Sólo un final épico para quien fuerza a la cocina ser su talento.
El cacao palidecía entre cada giro de la harina y el azúcar revueltas antes del
gran paso. ¿Sabes cuál ha sido mi mayor error? Haber sucumbido ante el amargor.
Me volví inexperto a propósito para cubrir todo rastro de desquejada dulzura y
su peligro prefijado. De allí se desprenden tantas actitudes, pero quien tenga
ojos para verlo sabrá que no lo hacía por cruda tensión. Y ¿sabes cuál es tu
error hoy? Llenar de amargura tus labios de los cuales ya no puedo beber en mis
sueños, porque me dotarían del veneno que he desangrado de mis venas. Y así, no
podremos nunca avanzar.
¿Cuál es la solución? Prepararte esto, dejar azúcar en tu boca y
alegrarte el día con las mofas que día a día comparto en el silencio. Yo lo
hice, dejé que lo dulce en los hechos aumentaran su sabor en el carril que
llamamos vida. Pero como seres humanos y lo bruto que soy, preferimos lo
imperfecto y descuadrado, por eso; me encanta como eres, incluso con tu
sentimentalismo absurdo y conveniente, quiero que seas mi dulce amargo, porque
te entiendo, te amo… sé lo que eres en realidad. ¿Por qué púrpura? Porque eres
más que los rayos ultravioletas, a través de ti puedo mirar el sol sin dolor.
Antes que este pensamiento se vaya, dime, ¿qué hombre podrá cocinarte así? Yo no
hago lo que quieres, sino lo que necesitas.
No rodaremos esta vez, quiero
verte mientras pruebas mis inventos y te rías mientras voy nombrando los
ingredientes de esta mesa lenta pero llena de entusiasmo. No culpo al niño, al
adolescente, porque vivieron lo que mejor hicieron aprendiendo a ser dulces en
un mundo roto e infartado desde que le vio llegar.
No sé cómo se hacían, pero así quedaron; amargas por su color pero dulces
por su cobertura, y como sea, por sobretodo, rellenitas de amor para ti.
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