PARACELSO

"¿Alguna vez nuestros recuerdos no vividos se habrán encontrado? Fueron las preguntas del 'quizás' el motor de inicio y caída en este extinto vuelo. Me has subido a este piso, y no me enseñaste como bajar, llámenle a esta altura amor, porque ya me quiero bajar."


Otra vez mencionabas las preguntas que nunca tendrán su respuesta, te ahogas en un vaso repleto de agua, que con locura entusiasta intentas empapar las llamas del sol. ¿Podrás? crees que puedes lo que nadie más, a veces pienso que fue mi culpa total, el único que con mi pesimismo frenaba las alas que en el profundo de mi alma, intentaba hacer volar. ¿Por qué no tenemos más tiempo? Sí nunca tuvimos uno. Tú que presumes de continua atención, te enfadas conmigo, porque fui el único que no te ofreció lo que acostumbras. ¿Alguna vez nuestros recuerdos no vividos se habrán encontrado? Cuál de todos tus pensares me pertenecía, qué horas habrás desvelado tus dibujos bajo el foco de tu escritorio desordenado… lo peor de todo, ¿te harás preguntas patéticas como estas? Fue todo tan efímero y veloz, tus dedos estrechando los míos en un lejano saludo, separados por tu ajenjo hielo, comprar el mismo discurso cada vez que teníamos la oportunidad.

A veces me recuerdo como tu piloto… mis observaciones eran el motor para que echaras a andar tu imaginación en histriónicos roles, sé que era el tercero en discordia, porque siempre había un idiota sentado como copiloto, y bueno, bajo el cuidado de tu corazón, terminaste luchando ahogado en el mar de tus propias lágrimas. Y yo hundido en el mar profundo de tus recuerdos, perdido en las culpas peligrosas de este destino y tus labios no tocados, dolido porque nuestro amor murió de sueño letárgico por mantener las apariencias, y sin saber que podíamos hacer para reanimarlo. Se cansó subiendo mis escaleras y tus escalones.

Tú piensas que el sol te invitará a brillar siempre, y yo busco en las estrellas el recorrido para bajarte, tú sufres porque se tarda el verano y yo porque el invierno se desvanece en el desconcierto. Sé que azotabas tu cabeza con frecuencia en el cuarto piso, sosegado el cómo cambiar lo que eras aparente en algo mío… así someterme a un cuestionario sin resolución…. Jugabas con trampas, por eso nunca les ganaste a ellos… más yo, ya sabes, me dejaba perder en la sutil ignorancia.


¿Por qué Yo? Era tu bastarda pregunta de siempre. Quejándote de cada día cargado a tu vida… Un alma enganchada en el socavón al mismo núcleo de la tierra, agónico sobre el abismo de fantasmas que nunca pudiste soltar. Ha pasado tanto tiempo, esperando que esas preguntas no te atormenten. Ahora propongamos el sarcasmo nuestro… “¿Por qué Tú?” Es la pregunta que me dejaste, por qué apareciste, creí en tu afán de que podrías, pero me has subido a este piso, y no me enseñaste como bajar, llámenle a esta altura amor, porque ya me quiero bajar, preguntas de física necesito y su resultado perfecto que me permitan caer sano y salvo. 

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?