RÉPLICAS

  "Hemos sido tan diferentes e iguales todo este tiempo, hemos decidido ser lo que quisiéramos, remontarnos a tiempos que no tienen batida, y agotar hasta la última gota de sorpresa, donde el curso del tiempo y la historia, hallan su sentido una y otra vez... para siempre." 

Cada vez que esto pasaba, me aturdía aún más, era extraño que un ser desconocido en el plano real del planeta, conociera a profundidad prácticamente toda mi vida. Una ola inmensa de imágenes, lugares y voces aparecían en mi memoria totalmente en líos del espacio y tiempo, siendo remontado a eras sin fin, simplemente con haber escuchado tu voz en la simiente de tu rostro y a un codo de distancia.

¿Quién corría más rápido? Eras tú y tu obstinación, después de haber corrido sin cuenta, llegamos al tranque cerca de la costa mediterránea. Veíamos nuestros reflejos en cada ola que llegaba a la orilla mientras ensayábamos el latín de tu familia al mismo tiempo que competíamos por quién lanzaba las piedras marmoladas más lejos. Todo se esfumó repentinamente y se convirtió en un lagar, escondidos en un campo de maíz, llegué a tu mazorca por accidente y la arranqué junto a tu mano, que levemente dislocada perdonó una sonrisa cuadrada tras el trueque de una pluma de águila. Íbamos en diferentes caminos hacia la aldea para terminar la recolección de primavera, cuando de pronto un caballo salvaje corría despavorido en medio del campo leñoso listo para las fogatas de cada noche, tuvimos que correr para domarlo y mientras te dejé subir, casi volcaste al animal. Y como olvidar aquel día, cuando sonreía mientras a lo lejos me observabas entrenar a mis lechuzas dentro de sus jaulas barrocas, mientras tus dibujos y mis letras se caían al barrial, pisoteados por el viento alegre en medio del campo. Ya en los ‘20 eufóricos como nunca, nos hallamos discutiendo las ventajas de la inflación juvenil económica al final de la década, para impresionar a la audiencia en aquel baile totalmente repleto de gente y tú como siempre bailando tan descoordinadamente, que tropezaste conmigo sin querer. Y hoy… recogí tu moneda rodante del suelo bajo mis pies, y todo se activó.


Pase lo que pase, hagamos lo que hagamos, no importa... porque una y otra vez nuestra historia se repite, desde que nos conocimos, nos hemos convertido en réplicas sin cesar en el paso del tiempo, siglo tras siglo, la línea de la vida toma cualquier excusa para enlazar nuestros caminos una vez más. No importa cuán lejos podremos estar, ni cuán diferentes sean nuestras vidas, porque tu copia y la mía siempre caminarán hasta reencontrarnos, y ya vamos en el siglo XXI, y no importa cuántos siglos tengan que pasar, si en alguno de ellos, recuerdas quién eras y qué seremos para la eternidad. 

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