Refractario reflejo.

Sólo sentía la sangre hirviendo moviéndose por todo el recorrido del cuerpo. De pronto, todo comenzó a verse borroso una vez más, mis manos perdidas sólo atinaron a defenderse una y otra vez. Los golpes en mi cabeza comenzaron a surgir, sólo sentía el martillazo de dobles puños impactando mi cien, que se abrían para transformarse en manotazos contra mi cara, combos contra mi nariz, pellizcos y rasguños que se coalicionaban contra mis orejas, una de mis manos, intentaba defenderse, pero no pudo, la estrangularon tan fuerte que todas las prisiones quedaron marcadas por el corte del flujo sanguíneo. 

¡Siempre lo mismo contigo idiota!, maldito cobarde, siempre huyes, siempre lloras, nunca paras de hacerlo, estúpido desnutrido, débil inútil, hasta tus propios padres se ríen de ti, tu Iglesia te repele, tus amigos te ignoran, TONTO, TONTO, TONTO, imbécil estúpido, cállate, maldito ansioso llorón, nadie te las va a pagar, porque tú siempre lo haces por ellos, nunca te van a querer.- puñetazo.- ¡nadie se va a fijar en ti! caso perdido.- manotazo.- siniestro ocultador de cosas, ni tú te quieres, sólo mírate en el maldito espejo, mira el reflejo sucio que desprendes.- Algo se abalanzó contra el espejo, lo único que se oía era el choque frío de sus yemas contra el vidrio.

Intenté correr, pero nada sirvió, me habían tomado el pelo con ambas manos, la presión que ejercía contra mi frente era enorme comparado a mi fuerza, tenía miedo, yo estaba completamente solo contra el ataque, mis ojos llenos de rabia liberaban vapor de frustración, el martirio había regresado, el secreto que sólo una persona presenció, lo que el inseguro idiota del espejo miró, estaba otra vez surgiendo.

Con la garganta tan gastada y apretada no podía respirar, no podía pedir auxilio, porque una vez más nadie vendría. El silencio de una guerra en medio de una tormenta, se mantenía cauteloso dentro del débil, encerrado entre un glaciar frío y escurridizo y el paraíso nocturno del descanso. Llevé mis manos para acariciar lo que se había dañado, examiné el daño potencial de todo lo que acababa de ocurrir. Creo que las lágrimas presentes sobre todo el rostro, ayudaban a amortiguar el ardor de los golpes.


Ahora si tengo miedo, ahora sí estoy perdido, nadie puede decirme nada, porque nadie me defendió cuando pudo y es mi culpa, autosuficiente ensimismado de verdad, todo esto es culpa tuya, jamás serás feliz. Nadie te librará ahora porque nadie nunca se lo imaginará. Ya no queda más que hacer, el autoagresor resurgió de lo inevitable. 

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?