- Ligero.

Ya no soy pesado, liviano me he Vuelto. Nada podrá alcanzarme.

En contacto con el marmóreo y distante suelo,
Me acechaban las epístolas blancas asentadas en mi techo,
Aquellas que ansían ser rayadas por nuestra historia,
Y hallar refugio en el esparcido lecho.
Jugar entre los pasos del viento y las glías, 
Permitir a la luz del solar mensajear tu voz y tomar el control
Rastreando los colores al alba desde el noreste.

Dejarme cegar por el firmamento, mientras tus plumas inherentes al suelo caen,
Jamás podrás alcanzarme, te has aferrado al suelo.
¡No! ¿Pero de qué oyes?,
¡Vamos! Convierte la pesada hermosura de tu rostro en el proveo del corazón,
Yo sólo eso necesito, pero por favor no calles,
No quiero el suelo conocer.
Y si lo haces ten cuidado,
Porque ligero soy,
Y rápido veo la luz en tus ojos
El mismo rayo que cerca de mi pecho,
Pesado lo hace volver.

En frágil me he cubierto, desnudo y fácil de caer
Fácil de quebrar y fácil de amar
Con cada movimiento mi mundo entero se sacude.

¡Vamos trae aquella pluma eufórica! aquella que ocupas para trazar tan bellos esbozos.
La misma que una vez compartimos para segregar la arena de los mares
Pero ¿por qué no alcanzas tú mi cielo?, ¿Por qué estoy sólo yo flotando?
Oh, no digas nada más, ya lo he oído… Las alas en tus pies ya compartes.

Comentarios

Entradas populares


¿Vendrías verdad?